El cremallera de Montenvers está a punto de experimentar un cambio radical, un cambio necesario que lo va a situar de lleno en el siglo XXI. Tal y como está pasando con muchas líneas de cremalleras a nivel mundial, la mítica cita del "renovarse o morir" cobra vida propia, siendo necesario ponerse al día para poder asumir nuevos desafíos tecnológicos, el desgaste del tiempo y las necesidades que el actual modelo de turismo requieren. Para saber hacia donde vamos, tenemos que saber de donde venimos...por tal motivo, vamos a repasar brevemente la historia del cremallera de Montenvers.
Los primeros turistas que se aventuraron en la Mer de Glace...
Ni Gore Tex, ni Windstopper, ni segunda capa...la idea era lucir el modelito de época ideal para salidas a la montaña.
Fue en agosto de 1908, cuando los habitantes del valle de Chamonix vieron partir el primer tren de vapor subiendo hacia Montenvers. Curiosamente, 15 años antes el proyecto había sido rechazado por la población y por el Consejo Municipal. En aquella época, además de la agricultura, acompañar a los turistas en mulos hasta Montenvers era una actividad floreciente que contribuía considerablemente al sustento de unas 650 familias, cuyos miembros trabajaban como guías y arrieros. A pesar de las fuertes protestas, el Consejo General aprobó el proyecto de una línea ferroviaria de cremallera de 5 km que alcanzaría una altitud de 1913 m hasta un mirador extraordinario que domina el glaciar Mer de Glace, el más largo de Francia. La estación de Montenvers se construyó cerca de la estación de la PLM (París-Lyon-Marsella), cuya línea ferroviaria transportaba turistas a Chamonix desde 1901.
Una parte de los obreros que trabajaron contra viento y marea entre Chamonix y Montenvers
Con una parte de los guías en contra, los ambiciosos trabajos de construcción comenzaron en 1906, con 250 hombres trabajando en condiciones extremadamente difíciles. Entre ellos se encontraban muchos albañiles del Piamonte, en Italia, famosos por su experiencia en el tallado de piedra de granito. Poco a poco fueron convenciendo a los lugareños de la necesidad de construir un medio de transporte mucho más rápido, seguro y cómodo que las mulas. Se habló de la generación de empleo, de la modernización del valle y de la necesidad de competir con Suiza, un país que estaba construyendo auténticas maravillas en los que a trenes y remontes mecánicos se refiere.
El cremallera llegando a Montenevers a comienzos del siglo XX. Brutal el paisaje.
El 9 de agosto de 1908, el tren dejó a sus primeros pasajeros en un andén provisional situado a unos veinte minutos del Hotel du Montenvers, al que se puede llegar fácilmente por un buen camino. Según rezaba la publicidad de la época: - "El maravilloso espectáculo que se disfruta en la terraza del hotel está al alcance de la mano. Ahora podrán descubrir el maravilloso balcón de Montenvers los menos habituados a caminar por la montaña y podrán descubrir la Mer de Glace, llegando hasta el glaciar facilmente". En 1909, el tren llegaría finalmente hasta la actual terminal de Montenvers, a 1.913m.
La flora, la fauna, el entorno...todo es mágico.
Subir hasta Montenvers nos invita a respirar profundamente...
En 1946, George Claret excavó una cueva en el flanco derecho del glaciar, permitiendo así a los visitantes explorar el interior de la Mer de Glace. En 1954 las locomotoras de vapor fueron sustituidas por motores eléctricos, siendo la primera vez que se realizaba dicho cambio o evolución en un tren de cremallera. En 1962, se incorporaron unidades con motores diésel. En 1988, el nivel del Mer de Glace había descendido significativamente, por tal motivo se construyó un pequeño telecabina para facilitar el acceso al glaciar. En 1993, y tras realizar importantes trabajos a nivel de seguridad y prevención de riesgos, la línea Montenvers entró en funcionamiento en invierno.
El entrañable cremallera de Montenvers, toda una instutición en Francia
Hoy en día, sabemos que el nivel del Mer de Glace es comparable al de la Edad Media, antes de la última Pequeña Edad del Hielo. Durante todo el verano, los glaciólogos se turnan en Montenvers para explicar la historia y la evolución del mayor glaciar de Francia. La Mer de Glace, en evidente retroceso, se ha convertido en un símbolo del impacto del calentamiento global, que afecta a muchos glaciares emblemáticos de los Alpes. En los últimos 140 años, el glaciar ha retrocedido dos kilómetros y ha perdido 220 metros de profundidad (medición realizada debajo de la estación de Montenvers). Más conmovedor es el hecho de que ha perdido 100 m de profundidad en los últimos treinta años. Desde la estación base del teleférico hay que subir actualmente 550 escalones para llegar al glaciar.
UN NUEVO PROYECTO PARA MONTENVERS
La Compagnie du Mont-Blanc y varios organismos públicos y privados han trabajado en la reconfiguración y el rediseño de la estación superior del cremallera y su entorno, siguiendo el proyecto definido por AdaPT Mont-Blanc (ordenación y desarrollo territorial medioambiental de la región transfronteriza del Mont-Blanc). El proyecto de desarrollo de Montenvers incluye la construcción de un nuevo telecabina y la creación de un centro internacional de interpretación de los glaciares y del clima, con un presupuesto provisional de 53 millones de euros.
El diseño del nuevo mirador, estación del cremallera y telecabina de Monternvers es impresionante
El nuevo telecabina se ha convertido en la primera de las grandes novedades que podremos ver en Montenvers, junto con el nuevo centro de interpretación del Glaciar. Ambos se inaugurarán en diciembre de 2024. Los arquitectos son Fabre-Speller et Tempora, la misma agencia que gestionó el proyecto Grotte Chauvet. - "Queremos hacer de este centro de interpretación de glaciares y clima un referente mundial. Montenvers recibe a más de 1 millón de visitantes al año y nuestro objetivo es informarles, de forma divertida, sobre las acciones cotidianas y el papel que todos podemos desempeñar en la preservación de este entorno”,- ha comentado recientemente Matthieu Dechavanne, director ejecutivo de la Compagnie du Mont-Blanc.
El nuevo remonte mecánico será un telecabina de diez plazas, (16 cabinas) que recorrerá un total del 581m, salvando un desnivel de 203m.