Todos pendientes del cielo

Los hosteleros y comerciantes que abren sus puertas en las estaciones de esquí aragonesas tienen algo en común con los labradores: siempre están pendientes del cielo. Nevar o no nevar, esa es la cuestión para el sector servicios que gravita en torno a los centros invernales.

"Los años en que no hay nieve, la venta es flojísima", afirma Sara, una zaragozana que regenta una tienda de ropa de abrigo para señora y niño en Formigal. Por eso escruta el circo de montañas que rodea la estación en busca de signos anunciadores de la nieve.

"La nieve nunca falta, pues, como dicen los más ancianos de Sallent, el invierno no se lo comen los ratones", opina Pepín Masonet, un sallentino que se dedica al alquiler de equipos de esquí y a la venta de material deportivo en Formigal, "desde hace 35 años".

Sara y Pepín, como todos los comerciantes de zonas de esquí, andan atareados preparando sus establecimientos para la apertura de la estación el 1 de diciembre.

La primera recibe paquetes con la ropa de la nueva temporada, mientras que Pepín renueva el género y pone a punto las botas y los esquís de alquiler.

"Un equipo de esquí de adulto cuesta al día 16, 21 o 27 euros, según la gama", señala el dueño de Intersport Masonet. "El de los niños, 13 euros", agrega Pepín, que ha sido demostrador de la Escuela Española de Esquí.

Sara mantiene su tienda abierta incluso cuando termina la temporada de esquí, pues los centros invernales mantienen cierta actividad en verano. "Solo cierro las semanas más paradas de la primavera y el otoño", dice.

Sin embargo, Agustín González, que tiene una tienda de complementos y artículos de regalo en Candanchú, la cierra en cuanto termina la temporada y se vuelve a Jaca, a dedicarse a otra cosa, que es lo que hace la mayoría de los comerciantes asentados sobre la nieve.

"Este año aún no ha empezado el movimiento en Candanchú", comenta Agustín. "Hasta que las pistas no estén cubiertas de nieve no empezará a venir gente", añade.

La temporada baja es larga en las estaciones de esquí. Por eso el Hotel Tobazo, también de Candanchú, ha aprovechado los meses pasados para acometer una reforma a fondo de sus 52 habitaciones.

"Abriremos el día 1 de diciembre, tanto si hay nieve como si no hay", informa Jesús Lasierra, encargado de este clásico establecimiento del valle del Aragón.

El Tobazo se llenará sin problemas el próximo puente de la Constitución, dado que la mayor parte de sus habitaciones ya están reservadas. "Ahora estamos contratando personal, hasta completar una plantilla de 18 personas, pues todo tiene que estar listo cuando se abran las pistas", indica Jesús.

Justo al lado del Tobazo se encuentra el Bar Restaurante Estanés. Estos últimos días de noviembre, en sus mesas no se sientan esquiadores, sino obreros de gremios relacionados con la construcción.

Muchos de ellos proceden de Huesca y de Zaragoza y suben a diario a Candanchú y Astún para trabajar en la construcción y reforma de apartamentos.

Ese vaivén continuo de albañiles, electricistas y carpinteros hace que en el Estanés nunca decaiga la actividad. "Ya veremos como se presenta la temporada de esquí", dice su propietario, Mariano Pueyo, que de vez en cuando se asoma a la puerta "para ver si nieva".

Fuente: El Periodico de Aragón