Todo a comenzado a eso de las ocho y media de la noche con una luna que iluminaba la oscuridad de la noche de una forma suave pero perfecta, tanto como para poder apreciar con todo detalle el estado fantástico de la nieve. Era algo que ya desde hace un tiempo quería hacer y hoy se han dado las condiciones idóneas, vivir cerca de las estaciones me ha posibilitado disfrutar como un enano en esta hermosa noche de luna, por mí hubiera dado alguna que otra bajada… pero las obligaciones de mis compañeros (Manolo, Fermín y Ángel) apretaban.
Una experiencia única!!, ahora si, hay que tener especial atención (si se hace en una estación de esquí) a las máquinas, que aunque se vean venir, a veces para pisar la nieve en pendientes pronunciadas necesitan engancharse con el cabestrante con un cable que puede ser fatal. Ese cable puede ser que no lo lleguemos a ver y dejarnos ahí con lo que pensamos.
La temperatura en la base 2º, la nieve al principio un poco dura, ya que la que más padece la transformación del día, pero cuando vamos alcanzando los 2.000 metros… uisss.. como va mejorando y marchas forzadas!!
Y en una hora arriba!!, después de alguna para técnica para hablar con una amiga de los que íbamos, también es curioso encontrarse a una “mujer” esquiando a esas horas en Astún. La visibilidad es total, se aprecia perfectamente el relieve incluso todas y cada una de las montañas de alrededor. La llegada a La Raca nos deja una satisfacción increíble, aquí nosotros 4 a estas horas.
Sobre las fotos mala suerte, ya que solo he podido salvar dos, una que hice a Cadanchú y otra hacia el Midi. Las otras movidas, pero esto no se queda así, la próxima vez que suba prometo un reportaje amplio, ya me conocéis, me encantan los documentos fotográficos.