
¿Has robado alguna vez una toalla en algún hotel? Si te pillan como mucho te la pueden cobrar y pasar un mal rato en la recepción. En Corea del Norte eso significa una muerte lenta y agonizante durante 15 años. Eso es lo que le ha pasado a un pobre estudiante de 25 años norteamericano quien en un viaje de turismo al país asiático le pillaron llevándose un cartel y ha acabado con sus huesos es un campo de trabajos forzados. Allí solo tendrá derecho a llevar lo puesto, con lo que acabará sus días con harapos. Mientras tanto deberá hacer largas jornadas de trabajo de hasta 15 horas, y será alimentado con lo básico. Dicen los que han logrado escapar de allí que los dientes se vuelven negros hasta que se caen. El cuerpo se va encorvando y la vida se va acabando al ritmo que se nubla la vista por la falta de calorías y vitaminas básicas.
Con esta carta de presentación Kim Jong Un pretende promocionar su centro de esquí. Empezó a construirlo apenas dos años después de que volviera de acabar sus estudios en Suiza y lo inauguró finalmente hace un par de años. La primera temporada fue de prueba y vetó la entrada a extranjeros. Este invierno iba a ser la prueba de fuego, pero la frase se convirtió en literal: en enero lanzó cuatro misiles balísticos de largo alcance en un claro desafío a las sanciones de la ONU.
Fue uno mas de un país que vive totalmente al margen de la Ley hasta tal punto que incluso sus dos únicos países amigos, Rusia y China, empiezan a alejarse de él.
Las pruebas nucleares ha impedido que se pudieran vender paquetes turísticos para esquiar en Masik Pass. Dice quien ha estado que las pistas tampoco son muy allá, pero que está el morbo de esquiar en un país con tanta represión. Claro que posiblemente vistas las imágenes del pobre desgraciado al que han condenado a 15 años de trabajos forzados por el robo de un cartel, lo del morbo pase a miedo.
En realidad el futuro de Masik Pass tanto le da a A Kim Jong-Un, quien ha usado el centro de ski para mostrar al mundo hasta que punto es capaz de hacer lo que le de la gana y saltarse las sanciones. Entre sus joyas traídas en los últimos años está un yate de lujo, y caras viandas entre las que se encuentra el mejor caviar, traído a través de la frontera con China, quien por el momento mira para otro lado.
La ONU ha intentado durante años impedir el programa nuclear de Corea del Norte, prohibiendo el comercio no sólo de armas, sino de artículos de lujo, con la esperanza de hacer que la élite militar y las familias cercanas al poder de Pyongyang se resintieran y Kim Jong Un perdiese algo de influencia.
Pero la realidad es que viendo las imágenes de las pistas de esquí, se puede ver a estas familias esquiando en instalaciones de lujo con nuevos esquís europeos. Las tiendas están bien equipadas y los visitantes no solo pueden saciarse de chocolates, sino que pueden beber hasta cervezas Heineken.
Las motos de nieve importadas desde China van de arriba a abajo de las pistas y aunque algún corte de luz para los telesillas alguna que otra vez, los remontes austriacos de Doppelmyr funcionan perfectamente.
Para los críticos, Masik Pass es un claro ejemplo de cómo el régimen ha sido capaz de invertir en grandes proyectos y hacer alarde de las restricciones establecidas a través de cuatro rondas previas de sanciones de la ONU. Al parecer parte del problema está en por una parte que considera cada país lo que es un artículo de lujo y por la otra, que la ONU no ha especificado claramente qué se puede vender y que no a los norcoreanos.
Como no podía ser menos, Andreas Hofer ya ha podido esquiar en Masik Pass. Este austriaco que escribe en alguna ocasión en revistas europeas ha estado esquiando en todos los lugares exóticos de la Tierra, y de Corea del Norte no guarda un recuerdo especial, más allá del esquiar en un país tan hermético pero admite que allí hay un lujo inesperado para un país que lleva tantos años con sanciones económicas.

Pekín reconoce que ha vendido andariveles y material de esquí a Corea del Norte, pero afirman que para ellos este es un deporte de masas. Realmente con los Juegos Olímpicos de Invierno para 2022, los chinos se han puesto a enseñar a destajo. Quieren tener 300 millones de esquiadores en seis años. Y en Corea del Norte han hecho lo mismo. Colegios, equipos de trabajadores de fábricas, y a todo aquel que se ha podido reclutar, se les ha colocado un par de esquís bajo los pies y se les ha puesto a enseñar a esquiar. De esta manera no solo buscan también esquiadores que les puedan representar en Pekín en 2022, sino justificar que no es un deporte para la élite, sino que es para el pueblo.
China ha sido el principal coladero de productos teóricamente prohibidos por la ONU. No solo andariveles, sino motos de nieve o máquinas pisapistas han sido pasados con la excusa de que es un deporte para masas, obviando que quizás lo que necesitan los norcoreanos son otros productos básicos. La mayoría de fabricantes no saben ni pueden estar controlando quien es el comprador final. Muchas empresas chinas se decían a hacer de intermediarios, inflando finalmente los precios al régimen norcoreano.
En un informe publicado hace unos meses, se refleja que Corea del Norte ha importado productos de lujo por valor de 2.000 millones de dólares entre 2012 y 2014 a través de las aduanas chinas. Desde Washington algunas voces reclaman que también se sancione a Pekín.
Para empezar a poner un poco de orden al asunto y que todos los países se pongan de acuerdo, la ONU ha publicado de manera más específica, que artículos no pueden ser vendidos a Corea del Norte porque son considerados de lujo. Expresamente se citan por ejemplo: relojes de lujo tanto de muñeca como de bolsillo; cajas de metal precioso o chapada de metal precioso; vehículos recreativos acuáticos y equipos para deportes recreativos. El Consejo de Seguridad también prohíbe de forma específica 'motos de nieve' aunque curiosamente solo si tienen un valor superior a 2.000$...




Fuente: Nevasport Noticias