A pesar de que nuestra entrada en Dizin no fue de lo más afortunada la visita a esta estación bien merece la pena. Un taxista se quiso llevar mi pasaporte después de tomarlo prestado de la recepción del hotel tras una discusión por un aumento de tarifa teniendo pactado el precio. Afortunadamente mis orígenes trianeros y la ayuda del personal y algunos clientes del hotel hicieron que todo se resolviera sin mayor problema que un mal rato.
Foto de Elur.
En principio tuvimos interés en dedicar más o menos el mismo tiempo a Shemshak y Dizin, pero los dos días de intensas nevadas que “sufrimos” en la primera nos obligaron a disfrutar como enanos del polvo shemshakí e hicieron que se nos olvidara un poco Dizin. Como teníamos ganas de conocerla y trasmitir como era, decidimos ir el último día que habíamos previsto esquiar. Aunque cuando la carretera desde Shemshak esta limpia es la forma más cómoda y rápida de ir, permitiendo aparcar en el parking Jadeh-Bala, las nevadas de los días atrás habían dejado cerrada esta carretera. Esto nos obligó a coger un taxi para ir a Dizin pasando por los insufribles atascos de Teherán.
Foto de Michal Sabalan.
Después de más de cinco horas de aventuras, velocidades inverosímiles por carretera de montaña con hielo y con los esquís atravesados en el maletero sin cerrar de un 405 iranizado que debia rivalizar en historia y abolladuras el solo con la totalidad del parque móvil cubano, llegamos a Dizin a eso de la 1 de la mañana. Atrás se quedaron varios pasos a través de aludes enormes en la carretera. Las maquinas habían abierto huecos en los aludes de apenas el ancho de un coche normal y el taxista se empeño en ensancharlos a costa de nuestros esquís. Menos mal que no lo consiguió.
Foto de Elur.
En contrapartida un viaje realmente bello, aunque de noche, que nos mostró lo mejor de los valles de la cordillera de los Alborz. La vuelta nos demostró que lo que habíamos adivinado, a pesar del miedo que llevábamos en el cuerpo y la oscuridad de la noche, era cierto. Los paisajes de la carretera de Chaloos, a partir de Karaj bien merecen la visita a Dizin.
Foto de Elur.
El hotel es decente en sus espacios comunes y recuerda una antigua gloria que ni de lejos mantiene ahora pero las habitaciones, al menos la nuestra, son deficientes. A cambio, un precio mas que ajustado y la cercanía a los remontes (unos 50/100 mts.). En cualquier caso, llegamos tan sumamente cansados que nos supo a gloria acostarnos en aquel camastro.
Foto de Michal Sabalan.
Al día siguiente fuimos a comprar el forfait y nos sorprendió que fuera de lectura magnética, una llave similar a las de algunas alarmas de seguridad. Desde el hotel tenemos la posibilidad de tomar cualquiera de las dos telecabinas, roja y amarilla. El de la izquierda, el Darreh permite llegar al parking Jadeh-Bala (a la izq. en el mapa), mientras que el de la dcha. Nos dirige al chalet Nim Gholeh (de hecho, de el toma su nombre). Desde aquí podemos subir a la cumbre de la estación o decidir bajar un poco para ir a la mejor zona de pistas negras y fuera de pistas. Una telesilla para principiantes se toma cercano a los chalets en la única zona arbolada cercana al hotel.
Foto de Elur.
Dado que se trata de un valle mas abierto, similar a la zona de Pradollano en Sierra Nevada y aunque también suele haber buenas nevadas como en Shemshak, la nieve aguanta peor. En general Shemshak esta mejor orientada y permite que la nieve aguante más tiempo fresca. Sin embargo, los fines de semana iraníes, jueves y viernes, la estación sufre colas.
Dizin se ha convertido en un lugar en el que muchos jóvenes suben a ligar o a relacionarse socialmente y prácticamente no esquían. De hecho sucede como en Borreguiles y no es extraño ver gente paseando sin ropa ni material de esquí. Aunque es algo más civilizado que Sierra Nevada y no encuentras familias en medio de las pistas haciendo muñecos de nieve o tirándose con plásticos. En general, el iraní esta deseando tener contacto con los viajeros y no nos cuesta en absoluto mantener una interesante conversación en las cabinas que a menudo versa sobre el Gobierno de Ahmadineyad. No hay que decir que la mayoría de los esquiadores son familias pudientes de teheraníes que por lo general suelen ser los más reacios a apoyar el régimen actual.
A pesar de la popularidad y de los flirteos, no es raro encontrar esquiadores y snowboarders con muy buen nivel, incluso practicando freestyle. También es cierto que en los días de polvo normalmente se ven menos trazadas en fuera de pista que en Shemshak aun cuando las posibilidades son muy buenas. Conviene prestar atención a la zona cercana al Chalet Chaman bien por la calidad de las laderas, bien por la facilidad para provocar aludes como al que asistimos en directo desde una cabina. Bahman! (Creo recordar que “avalancha” sonaba algo parecido). Conviene llevar cuidado.
Foto de Elur.
A pesar de que la base de las telecabinas disponen de estructuras o “recorridos” para colas que recuerdan a celdas carcelarias para separar sexos, en la práctica no se utilizan y se aprovechan para intercambiar miradas, palabras y ligoteos con usuarios del sexo contrario. Las colas, como en nuestro querido país, se respetan poco y si eres amigo del remontero tienes mas posibilidades de llegar arriba antes o de montarte con dos guapas iraníes, no sin quejas del resto de humanos. Las cabinas son de las que se abren por la mitad para permitir el acceso a ellas y si tus esquís son anchos tienes que mantener algo abierta la cabina para pasarlos por la junta. Esto, unido al aspecto descuidado y viejo del remonte convierte la subida en una subida de adrenalina si además consigues dar con alguien interesante del sexo contrario.
Para comer podemos parar en el Chalet Nim Gholeh donde podemos pedir buenas hamburguesas o pizzas.
Foto de Michal Sabalan.
Varias imagenes de la estación. Desde la estación superior de la telecabina Darreh podemos apreciar la majestuosidad del pico Damavand, un volcan en activo que suele ser destino de montañeros y esquiadores de montaña. En Irán, el montañismo es una actividad muy practicada. Desde el mismo punto podemos apreciar sin ningun problema la parte baja de la estación con el Hotel Dizin.
Foto de Michal Sabalan.