Hay Una Serpiente En Mi Bota

Bienvenidos a una edición especial de The BB Times, el día de hoy les hablaremos de un tema que nos puede poner incómodos a varios: las botas de esquí. Lo hemos visto de todo aquí, desde gente caminando descalza (sí, descalza) por pistas, hasta aquellos que aman tanto sus botas que estan dispuestos a extender su vida más allá de lo que muchos consideraríamos correcto, moral y ético, con tal de no tener que buscar botas nuevas.

Si eres de aquellos que simplemente no logra encontrar un par de botas que no le hagan daño o, por el contrario, no quieres jubilar el par que tienes desde que todavía circulaban las pesetas, este artículo es para ti.

¿Comprar botas por internet?

Un movimiento sumamente arriesgado, que no creemos que valga la pena. Si bien, hoy en día vivímos en un mundo donde lo queremos todo ahora mismo y desde la comodidad de nuestro sofá. Las botas de esquí son una de esas cosas que, por tu seguridad (y la de tus pies), te recomendamos que vayas a comprar personalmente. Además de que puedes estar seguro de que las botas que vayas a comprar te van bien o no, antes de si quiera comprarlas, es una experiencia sumamente interesante, sobretodo si vas a un buen centro de esquí. Puedes ver al bootfitter hacerla de Ollivander en Harry Potter, planteándose si un par te irá mejor que el otro, antes de dar con el indicado.

No obstante, esto no quita que nosotros también debamos de saber cómo se clasifica nuestro material. Tanto en el esquí, como en el mundo, el conocimiento es poder. Así que comencemos:

Talla

Las tallas de las botas de esquí, por lo general, se miden por 2 parámetros: largo y ancho (del pie, evidentemente). En ambos casos la unidad de medida utilizada al rededor del mundo y por consenso general de todas las marcas es la métrica.

Largo

Como lo dicho antes, las botas se miden a lo largo en centímetros. Por ende, si normalmente calzamos un 43, esto se traduce a unos 27,5 cm (aproximadamente). Ahora bien, aquí hagamos énfasis en algo:

"La talla de nuestro zapato de calle puede no tener nada que ver con nuestra bota de esquí."

Por ejemplo, el escritor de este periódico suele llevar un 43 o 44 de calle, pero su bota de esquí es un 26,5 (que en el sistema europeo sería más como un 42). Disclaimer: este es un caso particular y no es una regla general.

¿Por qué? Porque la bota de esquí y una zapatilla normal tienen tareas muy, pero muy distintas. Una zapatilla de calle busca proteger la planta del pie, sí, pero a nivel usuario lo que buscamos es comodidad. Por eso, por lo general no importa tanto si llevamos un medio número o incluso un número entero más grande de lo que realmente es nuestro pie.

Por otro lado, una bota de esquí busca prestaciones. Es un calzado específico para la práctica de un deporte extremo. Tiene como objetivo primordial que lo que hagamos con los pies transicione de la manera más instantánea a las botas y, evidentemente, a los esquís. Este es el por qué del ser cuidadosos con el espacio de sobra en nuestras botas y lo peligroso que puede ser pedir un número más "por comodidad" en las botas de esquí. Además, una bota que nos queda grande nos hará sentir inseguros en la montaña, es ahí cuando apretamos los ganchos de más y comienzan los dolores.

IMPORTANTE: Una bota de esquí no se calza nunca con los ganchos desabrochados. Se debe meter el pie, abrochar los ganchos y flexionar el tobillo hacia adelante, buscando la "posición base" del esquí. Esto hace que nuestro talón deslice hacia atrás y el pie se posicione donde realmente debe de estar.

Ancho

El ancho de las botas se mide en milímetros y aunque cada casa tiene sus propias medidas, por lo general se encuentran en 3 opciones (pequeña, mediana y grande) usualmente varía entre los 97 a los 103 mm, y aunque no parezca ser mucho, es un mundo de diferencia.

Ahora bien, aunque los números sean iguales, 2 botas, ambas en talla 26.5 cm y ancho 100 mm, si son de dos marcas distintas (o incluso dos modelos distintos de la misma marca), puede haber (y habrá) variantes en como nos quede. Unas tendrán un arco más pronunciado, otras un talón más estrecho o un empeine más ancho, etc. todo aunque, aparentemente en papel, sean iguales. Es por esto que la mejor opción es ir a un centro de esquí y medirnos distintas opciones hasta encontrar la que mejor nos acomode.

Bootfitting, Botas Termoformables y Botas A Medida

Bien, el famoso Bootfitting. Se trata de una serie de procesos que el (vaya la redundancia) "bootfitter" puede realizar sobre una bota de esquí para acomodar a la perfección al usuario. Esto puede incluir de todo, desde el termoformado (del que hablaremos en un momento), rebajar o apretar el botín, rebajar la carcasa por dentro, etc. Es una labor sumamente fina que no cualquiera puede hacer de manera correcta.

¿Es necesaria para todos los casos? En absoluto. Lo que buscamos aquí es la perfección en la adaptación de la bota al pie, pero no es para todos. Si encontramos una bota que de fabrica nos va bien, ahí muere la discusión, nada que hacer (tal vez agregar un booster, pero esa es otra historia para otro artículo). En este caso, como en muchas cosas de la vida, menos es más.

Ahora hablemos del termoformado. Es un proceso que utilizan la gran mayoría (si no es que todas) las marcas para deformar la carcasa de la bota y moldearla al pie del usuario. Esto se hace a través de un proceso que usualmente conlleva un horno especial (y/o una pistola de calor) y el probarnos las botas cuando el plástico se encuentra maleable. Lo mismo que con el bootfitting, ¿es para todos? No. Es para quien realmente lo necesita.  Porque, aunque las marcas no lo admitan (o atribuyan este daño a los bootfitters), un plástico calentado a altas temperaturas y deformado ya no es lo mismo que era cuando salió de la fábrica.

Finalmente, hablemos de las botas a medida. Tienen ya tiempo en el mercado y hay quienes simplemente no pueden esquiar sin ellas. Antes existía solo una de marca en el mundo que contaba con esta tecnología (Hannes Strolz desde 1970), pero hoy en día hay cada vez más marcas que han apostado por ellas. Basicamente, se trata de inyectar un botín que está hueco con un compuesto líquido que se solidificará (mientras tenemos las botas puestas). Esta es una opción fenomenal para quienes tengan pies con formas peculiares y poco comunes, donde una bota comercial simplemente no se adapta de manera correcta. Son más caras que las botas de fábrica, sí (hasta un 100% más), pero para quienes simplemente no pueden encontrar una bota que les vaya bien, valen cada céntimo de su precio.

Dureza (Flex)

Las botas de esquí suelen llevar 3 datos en el nombre: Marca, modelo y flex. P. Ej. Atomic Hawx Prime 120. Este número representa la dureza relativa de la bota. Entre más dura sea una bota más trabajo costará deformarla y, por ende, mantendra su forma incluso cuando haya mucha carga sobre esta. O sea, que se puede esquiar de una manera más agresiva sin temer a que la bota pierda la forma. Pero, como todo en la vida, esto es un quid pro quo. A más dureza, más exigencia y menos permisiva es una bota y, con menos dureza, más permisiva pero menos capacidad prestacional.

Aunque cada marca tenga sus propios estándares y (realmente) el flex sea un número totalmente orientativo que no representa ningún parámetro realmente tangible. El factor principal a decidir sobre el flex es el nivel técnico del deportista. Siendo así, como norma general, podemos clasificar el flex de la siguiente manera:

Suave

M: 50-70 / H: 60-80

Nivel: Debutante (o aquel que busque una bota particularmente suave)

Medio

M:70-90 / H: 90-100

Nivel: Intermedio a Avanzado

Duro

M:90-110 / H: 110-130

Nivel: Avanzado a Experto

Muy Duro

M: 115+ / H: 130+

Nivel: Experto/Comeptición/Profesional

Recomendaciones finales:

• Las botas de esquí son una pieza de equipo personalísimo, por lo tanto, no hay una bota que le vaya bien a todos. Busquemos lo que más se acerque a nuestro pie y nuestras necesidades.
• Usar una bota de un flex mayor del que debemos utilizar puede ser sumamente contraproducente. Recordemos que es simplemente un número, y el hecho de tener botas 120 o 130 no nos hará mejores esquiadores. Dejemos el ego atrás y enfoquémonos en lo que realmente importa: la seguridad y la diversión.
• Este es un artículo hecho para entender mejor cómo se deben de elegir las botas de esquí, para aquel esquiador que le entusiasman todos los frentes del deporte. Pero la mejor recomendación la hará un experto estudiando cada caso particular, insistimos, lo ideal es ir a un centro de esquí y dejarse asesorar por los expertos.
• No escatimar. ¿Hay muchas cosas en el mundo del esquí que estan sobre valoradas? Muchísimas. ¿Las botas lo estan? En absoluto. Si hay que gastar dinero en algo, es aquí (y en el casco, evidentemente). Es cuestión de comodidad, seguridad y rendimiento.

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¡Ahora a esquiar!