Me paro en la entrada a Penitentes e inmediatamente un guardia parado en la valla de entrada me indica que para ingresar hay que pagar $ 30. Yo le respondo que solo quiero ver si mi hijo podía allí jugar un rato y si me interesaba le pago sin problemas, pero no pagarles por el solo echo de entrar. Aparte pusieron la valla pegada a la ruta, entonces no hay forma de parar afuera para ver.
Ya un poco decepcionado sigo la ruta y veo Los Puquios. No lo conocía. Entro y me pongo a recorrer el lugar esperando como en Penitentes, que me empezaran a cobrar.
La verdad me quede sorprendido, no había nada de lujo pero todo estaba impecable, bien cuidado y ordenado, hecho con bajo costo pero bien cuidado.
Me ofrecieron para jugar los chicos una pista de trineos, y el trineo que ellos quisieran usar y cambiar las veces que quisieran (trineos, culipatin o tubing).
Como los míos no llevaban ropa, les ofrecieron unas botas y pantalón (gratis). El costo total fue de $ 40 por chico. Me pareció un precio correcto y accesible.
La pista estaba totalmente cerrada con malla, indicada las distintas bajadas, todo controlado permanentemente por una persona que se encargaba de cuidar a los chicos, y cuando había pocos, les liberaba la pista a los más grandecitos para que hicieran bajadas más rápidas y algunas travesuras, realmente era un chico mas jugando con ellos.
Cuando le comente al cuidador que mi intención era bajar a Uspallata a almorzar me dijeron que no hacía falta, que si tenía vianda, que ocupara las mesas de picnic así los chicos disfrutaban todo el día sin ningún otro costo.
Había muchas familias, casi todas turistas (en el sector de picnic los únicos mendocinos éramos nosotros) las cuales la mayoría tenia sus niños en la escuela de skí y estaban los padres en la zona de pic nic y los chicos con sus entrenadores. Me llamo la atención como los cuidaban, cada uno con su chaleco indicador, se trataba de chicos pequeños algunos de 4 o 5 años.
A la tarde cuando casi todos se habían retirado, el cuidador de los trineos les hizo poner unos snowboard a los míos y a otros dos chicos que quedaban y los hizo moverse un poco sobre estas tablas (si les faltaban algunos golpes y moretones con esto se completaron) pero los chicos quedaron enloquecidos y ya armaron con otros compañeros de la escuela para ir un grupito a aprender el uso del snowboard.
Los baños son muy simples pero muy completos y perfectamente limpios, era el comentario de toda la gente que estaba ese dia.
creo que habría que mejorar la parte del estacionamiento ya que hay mucho barro pero eso se soluciona muy fácil, con ripio.
No fui al parador pero de lejos se veía que había gente comiendo y ocupando las mesas de afuera.
Realmente nos hicieron pasar un día muy agradable y los chicos disfrutaron hasta el cansancio de la nieve.
Les envío algunas fotos y espero que se conozca más este “parque de nieve” como ellos le quieren llamar, creo que tienen mucho futuro si siguen con esa actitud frente a los clientes.