Los cantos están hechos de acero, y de fábrica vienen e forma de largas tiras que se cortan y se doblan para ser una única pieza que recorre todo el esquí. No solo están ahí para dar agarre cuando esquiamos sino que contribuyen a la integridad estructural del esquí.
El acero es una aleación de hierro y carbono, se usa en los cantos porque tiene varias propiedades mecánicas que nos interesan en un esquí:
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Es un material relativamente duro por lo que “rayará” fácilmente superficies más blandas como el hielo, con lo que nos da agarre. En la escala de Mohs tiene un 4.5, mientras que el Hierro tiene 4, y el Hielo tiene un 1.5.
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Es maleable, con lo cual podemos darle fácilmente la forma del esquí que queramos sometiendolo a presión. Las distintas capas del esquí se unen con resinas epoxy y sometidos a presión, por lo que esta propiedad resulta idónea.
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Es elástico, recupera fácilmente su forma después de deformarse, mientras no lleguemos a un punto crítico. Un esquí está continuamente doblándose por lo que de nuevo acertamos de pleno con este material.
El principal inconveniente que presenta el acero, al igual que el hierro, es que se oxida con facilidad. No os voy a explicar en detalle el proceso, pero quedaos con que el nombre correcto de este proceso es corrosión, ya es una reacción química de reducción-oxidación, en la que el hierro cede electrones al oxígeno del aire en presencia de un solución electrolítica: el agua. Traduciendo un poco: cuando tenemos agua y oxígeno cerca del hierro de los cantos, el hierro se convierte en óxido, en concreto en óxido férrico hidratado Fe2O3·H2O.
Es importante entender que el óxido no aparece sobre el canto, el óxido es material del canto. Cuanto más dejemos que se oxide, aunque luego lo limpiemos, más canto estamos perdiendo, y más estamos reduciendo la vida útil del esquí. Si dejamos que se forme mucho óxido además tendremos que afilar el esquí probablemente, porque nos habremos quedado sin el filo.
Para evitar la corrosión de los cantos os voy a dar varios consejos:
- Secad siempre los esquís al acabar de esquiar. Una camiseta vieja o una balleta os puede venir bien para llevar siempre en el coche y secar los cantos antes de volver a casa.
- Guardad los esquís siempre en sitios secos y a poder ser calientes para que se acabe de secar todo el agua. Esto es especialmente difícil de viaje. Algunos guardaesquís de hoteles a veces son habitaciones frías y húmedas y dejarlos ahí es lo peor que podéis hacer. En esos casos si podéis subíos los esquís a la habitación.
- Si tenéis que dejar los esquís en el coche, secadlos a conciencia e intentad poner los esquís separados con las suelas hacia arriba, para que la nieve que quede en las fijaciones, no se vaya derritiendo y llegue a los cantos.
- Para periodos largos o a final de temporada es una buena práctica pasar un poco de cera por los cantos. En el aire hay vapor de agua, más si la zona es húmeda, y cuanto más humedad, más se favorece la corrosión. La cera simplemente es una película que evita el contacto del canto con este aire húmedo.
Si ya tenéis óxido en los cantos, una solución de andar por casa es hacer una bola de papel de aluminio y pasarla por la zona oxidada. Así podréis quitar las capas más superficiales, de todas formas, si teníais mucho óxido, váis a necesitar un afilado posterior casi seguro, porque os váis a estar llevando mucho material.
Seguro que os estáis preguntando que por qué no se hacen los cantos de acero inoxidable. Pues bien, sí que hubo algunos intentos. El principal problema que tenían es que el material es más duro que el acero normal, y hacía falta material especial para afilarlos. Además resultaban más frágiles a los impactos por lo que no resultaban prácticos en un esquí. A día de hoy el acero inoxidable lo podéis encontrar en esquís como Volant o Coretti pero en la capa superficial del esquí, como acabado premium.
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