Hay alguien realmente consciente de lo que le estamos haciendo a nuestros pies????
A cambio os voy a dejar con una reflexión que me ha asaltado hoy en la bañera (me asaltan así en el lugar más inopinado). La cuestión es que el otro día salió al final de mi artículo un comentario sobre el Neuroma de Morton y yo, curioso por naturaleza, y ahora que nos lo ponen tan fácil por internet... quise buscar algo más en la red antes de contestar a “lelete”, que así se hace llamar el lector. Que una respuesta bien documentada y contrastada siempre es mejor, y tal y tal...
En esas estaba cuando veo que GOOGLE, en una entrada sobre la citada afección nerviosa, me remite a la sección de Salud de una revista hasta ahora para mí desconocida, pero que tiene un aspecto estupendo, dicho sea de paso. El caso es que se llama DANZA HOY y, entre unas fotos, preciosas por cierto, encuentro el citado epígrafe “salud” y voy y entro... y ahí me sale un texto de divulgación, hablando someramente sobre el Neuroma de Morton, pero en un contexto de “ballet”. No le doy más importancia al tema, pero el caso es que después de dar alguna vuelta absurda o infructuosa por la red, como todos hacemos a veces, acabo en un foro de la conocida revista de alpinismo DESNIVEL.
Allí me encuentro con varias lesiones sobre las que hablan escaladores afectados. Hasta aquí, todo normal, no? Adónde quieres ir? Me preguntaréis. Pues mirad qué curioso, me empieza a llamar la atención el tema cuando me pongo a observar el número de foreros que ha entrado a hablar sobre cada una de las diferentes lesiones que aparecen... y cuál no será mi sorpresa cuando veo que el mayor número de visitas lo tiene precisamente el síndrome que en aquel momento ocupaba mi atención. Si, en efecto, el famoso... Neuroma de Morton!
Esto empieza a ponerse interesante. Entro y veo los mensajes que han dejado los foreros. Simplemente son escaladores que han desarrollado este síndrome. Comentan, que si me han operado, que sí no, que si me he quedado bien, que sí no, tal y tal.
Salgo de la página y me voy.
Nunca he creído en las casualidades y si alguna vez creí, de eso hace mucho tiempo. Dejo el tema, no le doy mayor importancia. Sigo con mi vida y con mis cosas...
Pero hoy cuando me estaba bañando, como os decía, entro en una especie de sopor, eso que los finos llaman “estado crepuscular”, es ese estado en que no estás ni dormido ni despierto, como al levantarse por las mañanas, y que es fabuloso porque aparte de sedante y agradable tiene la virtud de dejar trabajar al inconsciente, cosa que cada vez hacemos menos, dicho sea de paso.
Bueno pues mi inconsciente entra en ese estado de flujo, de trance, casi como estoy ahora, en que la mente no para y las imágenes y las ideas vienen por sí mismas sin necesidad de ir a buscarlas... y es entonces cuando veo sucederse, ante mí, jóvenes bailarinas de ballet, embutiendo sus pies en una especie de calzado de tortura que les presiona los dedos, comprimiéndolos hasta decir basta... y veo también a esos escaladores a pie de pared, como yo mismo he estado muchas veces, embutiendo, o intentando embutir acaso, sus pies en esa especie de instrumento moderno de ”tortura” en que para muchos se han convertido las zapatillas de escalada... Y casi sólo me falta ver cómo entre su tercer y cuarto metatarsiano; a veces entre el segundo y el tercero, un pequeño nervio que pasaba por allí y que no tenía culpa de nada sufre el resultado de toda esa presión, a todas luces excesiva fisiológicamente hablando, y acaba defendiéndose creando una tumefacción dura en su vaina de recubrimiento, una especie de perla, dicen algunos, que al chocar contra las cabezas de los metatarsianos produce un dolor al parecer insoportable.
Antes de salir del baño, cada vez más despierto, me quedo pensando cuánta gente ha desarrollado este síndrome ya, y cuánta hará falta que lo desarrolle aún para que alguien haga algo al respecto. Y no es que nadie haga nada, hay un montón de profesionales competentes que a buen seguro se ocupan del caso... una vez que se ha producido o incluso cuando la única solución ya es operar. ¿Pero alguien está advirtiendo de que si calzo zapatillas muy estrechas de ballet o pies de gato de escalada, que no casualmente tomaron el nombre de bailarinas cuando empezaron a salir los modelos ajustados, (que cada vez más la gente parece que ha dado por bueno que en vez de usar tu número, hay que usar dos o tres! tallas menos)... Alguien está advirtiendo, decía, de que detrás del uso de estos calzados tan “performantes” no sólo se esconden sus espectaculares prestaciones sino también ciertamente un problema de salud que cada vez parece afectar a más jóvenes?
Salgo del baño pensando que prestaciones, grado de escalada, ballet... sí, claro, pero... que alguien debería informar a la gente que no lo sabe, de que es recomendable racionalizar el uso de este calzado extremadamente ajustado.
Y es entonces cuando me visto, salgo a la calle, busco un cibercentro abierto y escribo este artículo.
Carlos Marcos