Estamos a primeros de junio 2017 , Caperucita está ocupada con las obras de puesta en marcha de la seguridad inmobiliar en casa del Lobo en Bolognola , localidad de los Apeninos en el centro de Italia.
Foto de enero de la misma valla, o al menos que lo que se deja ver bajo toda esa nieve.
Aclaremos que esta chapucilla la debía Caperucita al Lobo como pago por los daños colaterares en el intento de
De todas maneras el Lobo quiso agradecer el buon gesto y decidió ofrecer a Caperucita un par de días de relax en el único glacier italiano abierto en verano, Passo dello Stelvio .
El viaje fue desde el principio una pesadilla para Caperucita, cinco horas del tirón en las cuales el Lobo no paró de darle a la sin hueso con el director (otro compañero de viaje) de Bolognolaski hablando de la estación ...Y menos mal que se trata de una estación de 10 kilómetrajos de nada, si llega a tratarse de un macro dominio no te quiero ni contar.
A la altura del 44º tornante de la subida que de Val Venosta lleva al Passo, Caperucita espetó su única frase de todo el viaje... ¡Y qué frase! Dirigiéndose al dire de la estación le dijo: "Aah Francesco, cómprate este gato que así peinarás mejor las pistas"
Era el primer verano de Caperucita en un glaciar. No obstante el Lobo le había adelantado que allí las cosas funcionan de otra manera, se esperaba que al menos 'funcionasen'.
Sin embargo, ya a la salida de la cabina para llegar al area esquiable tuvo la primera desagradable sorpresa.
¿Cómo se monta ya de buena mañana una cola de cientos de esquiadores?
Fácil, abres sólo una taquilla que además está en el primer piso y encima, con una sola rampa de acceso a todo. Menos mal que un remontero con dos dedos de frente empezó a organizar aquello poniendo a los que no tenían pase en una fila y dando paso a los que sí. Claramente Caperucita y séquito, que son unos ansiaos, ya los llevaban puestos.
A la llegada del primero de dos tramos de la cabina se aprecia la pala más bonita del Stelvio. La más bonita, y también la menos practicable visto que si te la bajabas luego no había remonte para volver a subir. De hecho los pocos que la disfrutaron fueron los atletas que tenían la moto nieve para llevarles otra vez para arriba.
A la llegada de la segunda cabina foto-parada obligatoria para los fans.
... y para hacer algún que otro ejercicio de calentamiento y búsqueda de la postura más aerodinámica.
Se puede empezar a darle, la primera subida es a las 8. Estación a tope los fines de semana, con escasa afluencia 'entre'.
La nieve arriba se conserva bien hasta la 10:30, luego a medida que pasan las horas se pone enganchona y por ello, poco divertida.
Las pistas en si no son nada del otro mundo, dan lo justo para quitarse la espinita de esquiar en verano o para entrenamiento/perfeccionamiento bajo la atenta mirada de algún técnico.
Caperucita con tal de salir en todas la fotos, olvida uno de los múltiples consejos del Lobo: no aminorar nunca en los tramos planos... Los resultados a la vista están.
El Lobo aconsejó ir a comer a la terraza del la baita Ortles. No es que haya mucho más sitios para pararse a comer, pero su insistencia era más que sospechosa...
Lo más raro de todo es que el Lobo después de comer se metió en refugio en vez de quedarse en la terraza a tomar el sol.
P.D. Vale, cada uno tiene su manera de hacerlo, pero el método de Caperucita es de lo más rarito...
Buah, vaya usté a saber que había de interesante para el Lobo dentro del refugio más que fuera.
Al final de la jornada le llega el momento a Caperucita de ver el alojamiento elegido por el Lobo para hacer noche allí. La cosa pintaba ya mal desde el principio empezando por el acceso no precisamente fácil y por el precario remozado del edificio.
Caperucita se puso a buscar como loca un hotel alternativo pero antes intentó acoplarse con la comitiva del SpainSnow. Por desgracia se trataba del equipo de esquí de fondo y no había puesto libre... bueno, ¡como mucho en la fragoneta!
Pista para esqui de fondo
La alternativa número dos era la de llamar a Pepe a ver si venía a llevársela. Claramente Pepe accedió a la propuesta y Caperucita buscó un punto alto para hacerse ver cuando llegara.
El destino quiso que la ayuda de Pepe no llegara en el tiempo y modo previstos de Caperucita...
Derrotada, accedió a dormir en el hotel del Lobo a cambió de un bombardino y de una parada shopping en Livigno, pueblo duty free de las cercanías.
¡Si es que al final hace falta poco para tener contenta a la niña!