Esquiando a los pies del Eiger
Llegamos con muy mal tiempo, pues llovía intermitentemente. Interlaken es un interesante pueblo alpino situado en una posición estratégica entre los lagos Thun y Brienz, desde la que moverse por el macizo de la Jungfrau
El viernes subimos de Interlaken a Grindelwald en el ski bus y de ahí a Kleine Scheidegg en el tren cremallera que te deja prácticamente a los pies de la Norte del Eiger. Al principio el día estaba nublado y con niebla arriba pero fue abriendo ofreciéndonos el maravilloso espectáculo de ver todo el macizo: El Eiger, el Monch y la Jungfrau. Uno se siente muy muy pequeño debajo de estos colosos de roca y hielo
Todo el día siguió soleado por lo que la clásica pared Norte del Eiger (Norwand) se apreciaba en todo su esplendor, pero igualmente con todo su halo de dificultad y de compromiso alpinístico, donde la lucha por la supervivencia y el ideal alpino se han plasmado desde que el aleman Heckmair fuera el primero en recorrerla hasta arriba en los años treinta, y donde cantidad de alpinistas han dejado su aliento e incluso su vida luchando por la cima.
Por la noche solíamos ir en Interlaken a un bar muy recomendable donde hacen conciertos en vivo y hay muy buen ambiente, con muy buenos precios para estar en Suiza, se llama la Brasserie, donde su dueño Peter no os decepcionará, es un tipo autentico y muy extrovertido.
El sabado subimos de Interlaken a Wengen por el valle de Lauterbrunen, grandioso espacio natural encajonado entre contrafuertes rocosos y con multitud de cascadas. En Wengen cogimos el telecabina hasta el área de Maennlichen, donde esquiamos bajo una intensa nevada.
Al dia siguiente volvimos de Interlaken a Berna donde nos dimos una vuelta por la ciudad antes de coger el tren a Ginebra y volver a España.Fueron cuatro intensos días donde hubo de todo, buen y mal tiempo, pero siempre se nos quedará en la memoria la imagen de la Norwand del Eiger que preside este grandioso escenario de la Jungfrau.
Hasta otra amigos.