Por estas fechas, tragedias y sustos corren en paralelo a esos traicioneros copos que permiten la práctica deportiva y que además de embellecer las cumbres, forman un imprevisible manto blanco.
"Es un estudio interno, aunque no por eso deja de ser revelador. La conclusión es aplastante y muchas veces no se dice, pero es así de claro. A veces, incluso, el porcentaje se eleva hasta el 95%", asevera Antton Burcio, director técnico de la Federación Vasca de Montaña.
Consejos básicos.
El máximo responsable de ese organismo no tiene duda de que, en muchos casos, el percance ocurre porque algo se ha "hecho mal" dentro de la cadena de normas de seguridad conocidas en las salidas montañeras.
Burcio recuerda que para el montañero es una cuestión básica tener en cuenta antes de salir a disfrutar de los parajes agrestes y nevados un "paquete de planificación" o "cadena de seguridad" que hay que preservar hasta el final.
"Es necesario preparar el material, tanto personal como técnico; la alimentación e hidratación; la preparación física, adecuada a la actividad que se vaya a realizar; y planificar bien la salida con cartografía, así como con un GPS", describe Burcio.
Pero, como en otros muchos ámbitos, de la teoría a la práctica hay un enorme trecho. Las meteduras de pata en la montaña, bien por desconocimiento, bien por osadía o bien por no saber calibrar los riesgos, son demasiado habituales y, desgraciadamente, con unas consecuencias trágicas en algunas ocasiones.
Parte meteorológico.
"A pesar de todas las precauciones que puedan tomarse, si dentro de esa cadena falla un eslabón es muy fácil que suceda el fatal accidente", explica el director técnico de la Federación Vasca de Montaña, quien destaca que un clásico dentro de ese desprecio por la naturaleza es ignorar el parte meteorológico y el riesgo de aludes. "A veces, si lo consultan, no le hacen caso, porque les pueden más las ganas de hacer montaña que tener la prudencia de no meterse en un sitio donde haya peligro", precisa Burcio.
Otro de los aspectos que fracturan esa cadena de seguridad es la falta de formación del excursionista para encarar la travesía y los posibles contratiempos, por lo que Burcio insiste en la trascendencia de la formación. "Hay que incidir sobre la formación. Muchas personas prefieren tener unos buenos esquíes, incluso los mejores del mercado o una chaqueta de gore-tex de primerísma calidad que tener una formación acorde a la actividad que van a realizar", censura.
Por eso, recomienda que todos los aficionados a la montaña acudan a cursos para desenvolverse en el monte y que imparten tanto la Federación Vasca de Montaña como el Club Vasco de Cámping.
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