Entre las modificaciones que prevé el Ejecutivo catalán, y con un presupuesto de tres millones de euros, está la ampliación y el reasfalto de la pista de 1.350 metros de largo y la reforma de toda la terminal. En segundo lugar, se incorporará unas balizas de aproximación y despegue. Se ha contemplado esta opción ante la falta de certificación del aeródromo de la Sede del sistema IFR (Instrumental Flight Rules), no disponiendo de esta manera, de controlador aéreo. Por este motivo, con el procedimiento llamado Visual Flight Rules (VFR) (se está empezando a integrar en aeropuertos de España como el de Huesca o el de Córdoba) y con el hecho de que en la Seu técnicamente sólo son viables los vuelos visuales, es decir, que despeguen con luz de día, se ha optado por este método.
Otra de las apuestas hacia la reapertura del recinto es la edificación de un hotel y un restaurante dirigido al tipo de público, básicamente de negocios, que hará uso de la instalación aérea. Según las fuentes consultadas, con vistas a una segunda fase, Ordenamiento del Territorio de la Generalitat plantearía alargar la pista de 1.350 metros a 2.200 metros, mientras que el departamento competente en Puertos y Aeropuertos cree que la superficie actual ya es suficiente.
Tal como declaró el pasado mes de junio el consejero de Política Territorial, Joaquim Nadal, en un principio el aeródromo estará destinado a aviones de pequeñas dimensiones, pero el Gobierno catalán está dispuesto a dialogar con Andorra para estudiar la posibilidad de ampliarlo.
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