Un apasionante libro del abogado tolosarra Francisco Tuduri titulado "Cuando el esquí comienza" y cedido amablemente por el presidente del Club Vasco de Camping, Jesús María Alquézar, nos situó hace varias semanas sobre la pista correcta. El libro detalla el nacimiento del esquí en nuestro territorio, hace referencia a la importancia decisiva que una colonia de noruegos tuvo en su implantación y cuenta cómo se fundó el Ski Club Tolosano, el primer club de estas características en Euskadi.
Así las cosas, para investigar con más ahínco sobre los primeros pasos de aquellos pioneros, DV organizó en Tolosa una mesa redonda con el propio Tuduri, un enamorado del esquí; Josu Iztueta, incansable viajero y aventurero; e Isabel Dumall, una de las profesionales del esquí nórdico más laureadas de nuestro país. Los datos históricos, los recuerdos, las anécdotas, y los primeros pasos de cada uno en este deporte fueron sacados a la luz en una amena conversación.
Vamos a hacer un viaje en el tiempo. Sitúense en el año 1906. Es la primera fecha a recordar. Tuduri toma la palabra: «El nacimiento del esquí en nuestra tierra tiene una relación estrecha con una colonia de noruegos que vinieron a trabajar a Tolosa. Una empresa noruega llamada Mustad, que se dedicaba fundamentalmente a producir clavos y anzuelos para herrar caballerías, mantenía una filosofía de instalar fábricas en diferentes lugares del mundo. Cuando llegó el turno para crear una filial en España, el emplazamiento elegido fue Tolosa por su infraestructura industrial, buenas comunicaciones, ferrocarril, cercanía a la frontera...»
Era el verano de 1906 y una fábrica de Mustad se instaló en la villa papelera. Tuduri continúa con su exposición: «Una particularidad de esta empresa era que mandaba a diferentes puntos del mundo a sus propios trabajadores noruegos. De manera que todo aquel que entraba en Mustad sabía que podía terminar en Cuba, Singapur o Japón. Fijaros que la empresa Mustad y sus empleados ya asumían hace un siglo el concepto de movilidad geográfica que tanto se discute en los convenios laborales de hoy en día».
Vienen 'los noruegos'.
La cosa es que Tolosa contó con una nueva empresa de Mustad y, con ello, llegaron «los noruegos», como se los conocía en la localidad guipuzcoana. Y como dice Tuduri, «se unieron dos circunstancias: la nieve y los noruegos. Y el resultado no puede ser otro. Aquellos trabajadores noruegos comenzaron a esquiar por las calles de Tolosa, mientras la gente de aquí se asombraba de lo que veía. Claro, el esquí no era nada conocido a este lado de los Pirineos. En Francia y en el resto de Europa se conocía y practicaba algo, pero siempre bajo la variante militar. Tolosa, Madrid y Cataluña fueron los primeros lugares donde el esquí se empezó a extender como pura actividad deportiva o de ocio».
La villa papelera era un núcleo muy vivo, donde la sociedad era muy avanzada y ávida de iniciarse en nuevos retos. «Conviene no olvidar que Tolosa era en aquellos tiempos muy peculiar, porque era desde hacía tiempo un pueblo con una fuerte influencia extranjera en cuanto a que las papeleras y otros núcleos de trabajo trajeron mucha gente. Digamos que la burguesía tenía una mentalidad muy abierta y no tenía problemas en conocer lo nuevo. Y claro, cuando los noruegos comenzaron a esquiar por Tolosa a comienzos de 1908 enseguida hubo voluntarios que quisieron hacer lo mismo», cuenta Tuduri.
Conviene aclarar que, obviamente, el esquí en sus inicios fue muy rudimentario. Tuduri explica que «aprovechaban las pequeñas laderas para deslizarse sobre la nieve y, sobre todo, se dedicaban a realizar pequeños saltos». Y es que la modalidad del salto en Noruega es deporte nacional.
Así que ya saben cómo llegaron los noruegos a Tolosa y cómo se dio a conocer el esquí en nuestro territorio. El estreno de los vascos con el nuevo deporte iba a ser cuestión de días. Y ocurrió el 2 de marzo de 1908 en el puerto de Azpirotz. Los protagonistas fueron Isaac López-Mendizabal y José Eizaguirre, ambos naturales de Tolosa. El primero de ellos, según nos cuenta Tuduri, «era un intelectual de mucho renombre. Sabía mucho de filología vasca, escribió varios libros, y era un gran deportista. Lo que ocurre es que su fama como intelectual eclipsó claramente su faceta deportiva».
Una fotografía histórica
José Eizaguirre, Ramón Irazusta e Isaac López-Mendizabal el 5 de marzo de 1908. |
Estos esquiadores pioneros eran gente con influencia. Iztueta aclara que «tenían dinero y tiempo libre. Esquiar era una idea diferente, porque la montaña suponía frío y sufrimiento. La nieve significaba un impedimento del trabajo diario para la gente rural. Mi madre, por ejemplo, recuerda que sólo iban a la escuela cuando nevaba, porque era imposible trabajar la tierra. Los niños de ahora, en cambio, no acuden a la ikastola cuando nieva».
Tras el inicio del esquí en nuestro territorio, el siguiente hito de esta primera época nos lleva a la localidad francesa de Eaux-Bonnes. Muy cerca de donde hoy se halla la estación de esquí de Gourette, se celebró en 1908 el primer campeonato de esquí del Pirineo. Participaron muchos militares noruegos y, tal vez por ello, Tolosa se enteró de todo aquello. Así las cosas, se esforzaron para participar en la edición del año siguiente. Y así nació, a marchas forzadas, el Ski Club Tolosano. El 20 de febrero de 1909 un grupo de catorce esquiadores participaron en el concurso de saltos de Eaux-Bonnes bajo la denominación de Ski Club Tolosano.
Un miembro noruego del club tolosarra, Gustav Aas, finalizó en la segunda posición de la segunda edición de Eaux-Bonnes y una carta de felicitación del rey Alfonso XIII, que había presenciado la prueba, propició que el club se fundara de derecho. Y es que el Ski Club Tolosano llevaba prácticamente un año de vida sin 'arreglar los papeles'.
Tolosa, sede de un congreso
El tercer gran momento histórico nos lleva otra vez a Tolosa, que fue en marzo de 1911 la sede del XVIII Congreso de la Federación Internacional de Sociedades Pirineistas. Esta federación fue constituida en 1903 con la finalidad de agrupar a todas las sociedades excursionistas, científicas o deportivas ubicadas en las dos vertientes de la cordillera pirenaica. Tuduri asegura que «la gente del Ski Club Tolosano, que era el único grupo español de la sociedad junto al Centre Excursionista de Catalunya, convenció a los franceses el año anterior para que Tolosa fuera la sede en 1911».
Durante los días 18, 19 y 20 de marzo los congresistas participaron en los diferentes actos programados y, según cuentan las crónicas de la época, otorgaron un gran reconocimiento a la villa papelera: «Tolosa ha logrado, gracias a los distinguidos sportmen, una fama que para sí quisieran otras poblaciones de primer orden». (El Pueblo Vasco, 18-03-1911).
Las nuevas generaciones
Varias décadas después de aquellos pioneros, Josu Iztueta e Isabel Dumall, además del propio Francisco Tuduri, fueron varios de los muchos que cogieron el testigo de continuar con la práctica del esquí. Iztueta, por ejemplo, comenzó desde muy joven haciendo sus pinitos en el ambiente familiar de Berastegi y, posteriormente, participando en las actividades del Club Alpino Uzturre, que tomó el relevo del desaparecido Ski Club Tolosano. «Me puse por primera vez los esquís con 14 años, en Aralar», recuerda. «Casi sin darme cuenta, estaba metido en una huella de esquí que me llevó al esquí de fondo, primero, y al de travesía después. A los 17 años comencé a dar cursillos, a participar en algunas carreras señalizando las pruebas...».
El aventurero Iztueta, que ha recorrido una multitud de países, da la clave de su estilo de vida: «digamos que teníamos el pretexto de la nieve para conocer nuevos países. Donde nos enterábamos que había una carrera, allí íbamos. Así comenzamos con la marcha de Beret y después fuimos a Francia, a Italia. Ayudaba mucho el hecho de conocer, gracias a las revistas del otro lado del Pirineo, nuevos lugares y nuevas carreras. Nos picaba el gusanillo y nos veíamos metidos en una nueva aventura».
Los tres continúan hoy en día vinculados al esquí, bien por ocio o bien por profesión. Aseguran que es un deporte muy educativo y que proporciona valores de suma importancia, como el esfuerzo y el sufrimiento, además de ser una actividad al aire libre prácticamente sin parangón. «Y no te olvides que el esquí de fondo es el deporte más completo que existe; se trabaja la fuerza, la coordinación...», asevera Dumall.
Parece mentira, pero el esquí ya es centenario en el País Vasco. Tras las épicas experiencias de aquellos pioneros en 1908 y en los años sucesivos, la Primera Guerra Mundial (1914-18) provocó un parón como actividad organizada. Hubo que esperar a la década de los veinte, cuando el esquí retornó con más fuerza si cabe y se dio el salto a Aralar y el Pirineo aragonés (zona de Somport). También ahí hubo protagonismo vasco, pero ésa es otra historia.
Mas información: El Ski Club Tolosano