Comerciantes y residentes de Whistler, están preocupados por la cantidad de gente no vacunada que puede llegar a esta población canadiense, después de que Vail Resorts, la propietaria de Whistler - Blackcomb ha anunciado que no pedirá Pasaporte COVID para entrar a los telecabinas, ya que se considera como un sistema de transporte de viajeros, y por tanto se regula como los autobuses urbanos o trenes, donde no se pide documanto alguno para entrar más que llevar la mascarilla puesta.
Hace un mes se creó un grupo para pedir que Vail Resorts exija un Pasaporte COVID para entrar a todas las instalaciones de la estación de esquí, igual que hacen la mayoria de complejos invernales de Alberta, como es el caso de Banff-Norquay Mount y Sunshine Village. En British Columbia, Grouse Mountain también pide el mismo requisito para poder esquiar en sus instalaciones.
La diferencia entre un Pasaporte COVID y un Certificado COVID (que es lo que se pide en restaurantes), es que con este segundo documento pueden pasar los no vacunados si presentan un test PCR negativo realizado antes de las 72 horas.
Aunque la gran mayoría de población de Whistler ya están vacunados, y Vail Resorts solo ha contratado personal con la doble pauta, tanto residentes como comerciantes tienen un doble temor. A los ciudadanos a nivel particular no les hace mucha gracia subirse en los espacios cerrados como telecabinas con personas que no saben si están vacunadas y puedan ser huéspedes de la variante Delta, mucho más transmisible. Asegurán que el temor es especial por sus hijos pequeños, que por edad, no están vacunados.
La realidad es que aunque se tenga la vacuna puesta, la posibilidad de contagiarse de cualquier tipo de Coronavirus es la misma que si no la llevas. La diferencia es que con la doble pauta los efectos del COVID y la posibilidad de acabar en el hospital son mucho menor. O por poner un ejemplo, cualquiera que vaya en un coche tiene el riesgo de tener un accidente. Pero si llevas el cinturón puesto, la posibilidad de morir es menor que el que decide ir sin ningún tipo de seguridad.
Los comerciantes si tienen un buen argumento de peso. Y es que recuerdan que el año pasado tomaron todas las medidas preventivas aconsejadas contra el COVID. Mascarilla, geles a la entrada de las tiendas o restaurantes y aforo limitado. Aún así, Whistler Blackcomb acabó cerrando por el alto índice de positivos. Este año más de un 80% de los residentes de la población están vacunados, por lo que esperaban que el problema se hubiese acabado.
Pero no contaban con que empezase a llegar tanto anti-vacuuna a Whistler y se dispararan los casos por culpa de ellos. Temen que el incremento de hospitalizados cargue el sistema sanitario y obliguen a cerrar de nuevo la estación y las tiendas. Piden por eso, hacer como las otras estaciones de esquí de la zona, y alejar lo máximo posible a esta gente no vacunada para que no causen más problemas económicos a un comercio que lleva dos años seguidos de cierres prematuros.
El grupo comenzó a pedir firmas en el mes de octubre. A las tres semanas ya tenían 8.000, y ahora han cerrado el mes de noviembre con 12.000. Esperan llegar a las 15.000 antes de final de año y presionar a Vail a que también exija el Pasaporte COVID.
La Consejera de Salud de Alberta ha asegurado que ha enviado requerimientos a Vail Resort para que cambie su política, pero la empresa estadounidense se niega, ya que las leyes del estado canadiense no obligan a pedir un Pasaporte COVID, sino que lo aconseja. Si se requiere un Certificado COVID.
La situación está subiendo tanto de tono que se están tomando acciones un poco salidas de tono. El impulsor del grupo "Load Safe Whistler" ha creado unas calcamonías y pegatinas en el que se puede leer "I have my COVID vaccine’" (yo tengo mi vacuna COVID). Mucha gente se las coloca en el casco y se esperan a subir juntos en alguna de los cinco telecabinas de Whistler - Blackcomb.