Hace 30 años que en esta ciudad situada a más de 100 kilómetros de Anchorange empezaron a darle vueltas al como atraer inversores para tener su propia estación de esquí. La situación y las reducidas dimensiones disuadió a cualquier aventurero emprendedor, así que empezaron a usarla ellos aunque sin remonte. Incluso se trazaron algunas pistas que los más veterano pisaban a primera hora para que los chavales pudiesen dar clases más cómodamente.
Finalmente decidieron hacer una recaudación de fondos y pedir permiso para hacer algo más serio. El Ayuntamiento les ha dado una concesión para 40 años, han trazado 12 kilómetros de pistas y con algo más de 850.000 euros se han hecho con un telesilla de tres plazas. Claro que, el vendedor se la dejó en el sitio, y ellos han tenido que montarla.
El pie de pista está a tan solo 440 metros de altura. Pero estamos hablando de Alaska, y solo en ese punto se recibe unos 5 metros de nieve al año. Por eso de momento no se han planteado comprar cañones de producción de nieve.
Esperan que la temporada de esquí dure unos 200 días, que es lo que han calculado según sus estudios de nivología y los años anteriores. No obstante de momento solo se plantean abrir los fines de semana y las vacaciones escolares.
Todo el proceso, mantenimiento y construcción ha sido llevado por voluntarios. Y ellos votaron el nombre de la nueva estación de esquí a la que han bautizado como Skeetawk. Y aquí tenemos su nuevo plano de pistas: