Es el caso también de Nueva Zelanda, donde nada menos que el 50% de sus días de esquí, se venden a turistas que llegan en avión, principalmente los australianos. Hace unas semanas cuando el coronavirus había remitido bastante en esta parte del planeta, ambos países acordaron crear una 'ruta aérea burbuja', de manera que los australianos pudiesen saltar el mar de Tasmania en aviones inspeccionados para evitar que alguien con COVID se pudiese montar en uno de sus asientos.
Pero el repunte del coronavirus en Australia, donde incluso se ha tenido que cerrar un par de estaciones de esquí del estado de Victoria (Falls Creek y Mount Hotham) durante unos días para evitar un incremento mayor del COVID-19, ha anulado estos 'viajes burbuja'.
En consecuencia, aunque Nueva Zelanda pudo declararse como el primer país totalmente recuperado del coronavirus, hoy sus estaciones de esquí tienen que nutrirse exclusivamente del mercado nacional.
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, consciente de la importancia del turismo de invierno para la economía del país, ha instado a los neozelandeses a hacer viajes por las dos islas, y está considerando dar más días de vacaciones para que la gente se vaya unos días fuera. Pero las empresas que gestionan las estaciones de esquí, aseguran que esta medida no compensará el 50% de forfaits vendidos a extranjeros y que aportan aproximadamente la mitad de los ingresos anuales, estimados en unos 16.100 millones de dólares de Nueva Zelanda (unos 9.200 millones de euros).
Algunas zonas muy dependientes del turismo, son las que más van a sufrir. Queenstown, calcula que ingresaba unos 3.000 millones de NZD al año, y su economía estaba creciendo a más del doble que la tasa anual. Allí están algunas de las mejores estaciones de esquí de Nueva Zelanda, como Cardrona Alpine Resort, The Remarkables, Treble Cone, Coronet Peak, así como empresas especializadas en heliski, e incluso una accesible solamente si se alquila el área esquiable entera, Soho Basin. Grandes complejos invernales que sin el cliente extranjeros (principalmente australiano, aunque también algún sudafricano, americano e incluso de Japón) tienen complicado su equilibrio financiero.
El Gobierno ha anunciado un paquete de ayudas para esta ciudad situada al sur de la isla sur de Nueva Zelanda, aunque advierte de que va a tener que buscar otras fórmulas para diversificar su economía.
Sin embargo donde las cosas están yendo muy bien es en Australia. Aunque alguna estación ha tenido que cerrar por un repunte puntual del coronavirus, el hecho de que los australianos tengan que quedarse en su país si quieren esquiar, está permitiendo que gran parte de esos clientes que se iban a Nueva Zelanda, ahora llenen las pistas del país de lo canguros.