La monitora de esquí leonesa
Jacqueline Castro ha advertido este jueves de que en los últimos años algunas as estaciones de esquí
"se han convertido en auténticas selvas en las que campa el más fuerte y, sobre todo, en grandes aglomeraciones donde se acaba esquiando a la defensiva, protegiendo y protegiéndose".
Es la dura advertencia que lanza, en declaraciones a Efe, esta monitora que trabaja en la estación de Fuentes de Invierno (Asturias) y es una de las impulsoras de la campaña de
recogida de firmas a través de la plataforma change.org que exige la creación de la figura del Policía de Pistas.
El desencadenante de esta iniciativa fue el
grave accidente ocurrido el pasado día 22 en la estación invernal de San Isidro (León), donde una mujer de 34 años -de la que Jacqueline es su monitora- fue
arrollada con violencia por otro esquiador causándole graves lesiones que le mantienen todavía en la UVI del Hospital de León.
Este grave suceso, que la monitora leonesa califica
"más que como accidente, una imprudencia temeraria" ha sacado a la luz la denuncia, personificada por Jacqueline Castro, pero que hace extensible al resto del colectivo
"porque cada año son muchos los monitores que sufren lesiones, algunas de gravedad, en una situación que se repite y va en aumento. Nadie parece haber querido tomar cartas en el asunto y ha tenido que pasar algo tan grave para que exista una mayor sensibilización, siendo la gota que colmó el vaso".
Según la versión de familiares de la persona accidentada como de otros testigos, el esquiador causante del impacto habría bajado a una
velocidad excesiva (se calcula que en torno a los 70 kilómetros por hora) en una zona baja de la pista de Cebolledo, próxima a la zona de debutantes y, por tanto, con un gran número de personas en aprendizaje y, muchas de ellas, de corta edad.
"El riesgo es innegable, cuando además es una zona acotada en la que figura un cartel que indica claramente que se reduzca al máximo la velocidad, pero se hizo, como en tantas ocasiones, caso omiso"
Ese es el principal problema, que según Castro, se ha acentuado en los últimos años con la proliferación de amantes del esquí con una formación
autodidacta y nula formación ni respeto hacia las normas existentes.
A esta situación se añade otro fenómeno que ha ido aumentando también progresivamente como es el consumo de
estupefacientes o de alcohol en las propias pistas coincidiendo con la práctica de los deportes invernales, con el riesgo añadido de pérdida de reflejos y de un estado físico óptimo.
"Los pisteros que suele haber llaman la atención, pero nadie les hace caso y no existe ningún tipo de control que, por ejemplo, pudiera conllevar algún tipo de sanción como la retirada del forfait por un comportamiento inadecuado"
Por ello, considera que la mejor solución para reconducir una situación que está agravándose de manera paulatina sería la creación de la figura del
Policía de Pistas tal y como ya existe en otras estaciones invernales en el extranjero en países con gran tradición alpina.
En San Isidro hace algunos años el
Grupo GREIM de la Guardia Civil venía desempeñando este tipo de tareas, pero la necesidad de realizar rescates u otras operaciones, les ha impedido centrarse en una labor que también desarrolla la propia
Policía Nacional en otras estaciones españolas, frente al vacío existente en las de Asturias o León.
Con la recogida de firmas -
ya más de 1.700- se busca, no solo sensibilizar y dar visibilidad a un grave problema que va en aumento, según Castro, sino que se tomen medidas por parte de las Instituciones responsables de las instalaciones, en este caso Diputación de León o Principado de Asturias.
"Puede ser que la siniestralidad, como se dice, sea baja, pero los que estamos continuamente en las estaciones somos conscientes de la situación que se vive y de cómo ha empeorado en los últimos años, por lo que con las firmas buscaremos que se adopten las medidas necesarias".
Varios esquiadores a la caza de un lugar en la fila