Normalmente, cuando un esquiador profesional es lo suficientemente bueno (y afortunado) como para tener su propio modelo de esquí comercial, la vida útil de este modelo no suele durar más que un puñado de años. Es decir, sobre el papel es una idea divertida, pero el esquiador y la marca suelen perder interés rápidamente en seguir desarrollando el modelo debido a las nuevas tendencias.
Pero Chris Benchetler y su pro-model Atomic Bent Chetler ha sido la excepción que cambió la regla.
Cuando Wolfgang Mayrhofer, el actual CEO de Atomic, llegó a la firma austriaca hace 10 años tuvo claro que si querían colocarse como número 1 mundial, necesitaban un nombre, y ser fuertes en Estados Unidos. Buscaba replicar el éxito de Nike a mediados de los '80. Los americanos descubrieron una joven promesa llamada Michael Jordan y con él diseñaron las famosas zapatillas Air Jordan. Revalorizaron una marca que por entonces presentaba fuertes signos de agotamiento y muy presionada por la competencia de Reebok. El resultado de aquella unión fueron crecimientos en ventas de hasta un 400% anual, colocándose en la cima mundial del calzado deportivo que es hoy.
Wolfgang Mayrhofer buscando un resultado similar, tomó un avión y se plantó en California. Estados Unidos era el mercado que más les estaba creciendo. Allí descubrió a Chris Benchetler, un joven esquiador que había crecido al abrigo de la comunidad snowboarder que por aquel entonces se reunía cada invierno en Mammoth Mountain, una de las pocas estaciones donde había un snowpark. No obstante rápidamente descubrió que lo que de verdad le gustaba era surcar las montañas más allá de los límites de la estacion en busca de nieve polvo para sus esquís.
Pero de todo aquello había quedado un joven freerider que estaba influenciado por el snowboard, pero que amaba deslizarse por las zonas más vírgenes de la montaña. Esto no se le escapó al CEO de Atomic Skis, que rápidamente le propuso diseñar un esquí junto al equipo de desarrollo de la marca austriaca.
Hace 10 años, en la temporada 2008-2009, se presentó al mercado la primera generación del Atomic Backland Bent Chetler. Era el momento preciso en que la moda del freeride empezaba a tirar fuerte y aquel golpe de márketing resultó ser un turbo para las ventas en Norteamérica, abriendo, tal como hiciera Nike en los '90, la senda para hacer crecer los números de la marca austriaca.
Como comentábamos antes, lo más lógico y habitual era que se lanzasen un par de renovaciones y el modelo se quedase en el cajón, pero la asociación de Benchetler y Atomic perduró en el tiempo, permitiendo de esta manera que el producto fuera mejorando más y más.
De hecho en 2014, ya en la sexta generación del Atomic Bent Chetler, se presento toda una novedad que revolucionó a la comunidad esquiadora, volviendo a consolidar el modelo en primera linea del mercado. Se implantó por prrmera vez la tecnología HRZN Tech, aunque de momento se lanzó un número limitado de estos esquís.
Basado en la tecnologia Rocker, la HRZN Tech que hoy en día sigue implantada en todos los modelos Bent Chetler, presenta unas puntas y espátulas con bordes más afilados que se supone dan más juego y estabilidad. A su vez este diseño agrega un 10% más de superficie en la punta y en la cola sin aumentar el peso ni por tanto la vibración. Y todo esto pese a que se redujo el patín 3 mm menos, hasta los 120mm de ancho. Y el largo también bajó a 183-185cm.
Esto también permite reducir el peso sin perder estabilidad. De hecho para el modelo de esta temporada 2018-2019 se ha vuelto a bajar hasta los 1730 gr para el de 184 cm. El modelo de 2014-2015 pesaba.... 2 kilos y medio! (el del año pasado aún pesaba 2.100 gramos). Es más ligero incluso que el Atomic Backland FR 109 (1.975gr) , que es el que se comercializa como esquí de travesía. La marca austriaca atribuye el ahorro de peso a un nuevo núcleo ligero de Karuba, y a una versión rediseñada de los insertos "HRZN Tech", que están más cerca de las puntas y colas para crear más superficie y flotar mejor en la nieve polvo.
Benchetler ideó el concepto HRZN Tech poco tiempo después de lanzar la primera generación del Atomic Ben Chetler. La idea le vino del borde de una tabla de surf que tenia un colega suyo, y tanto Chris como varios técnicos del Departamento de I+D de Atomic lo estuvieron probando durante años hasta que estuvieron seguros que el marcado respondería a esa revolución.
Pero Chris Benchetler no es solo un amante del esquí y de la nieve. Ademas es un apasionado del arte y todos sus esquís están serigrafiados por él. Justo cuando firmó con la marca austriaca se rompió la clavícula, así que como mientras estuvo de baja empezó a diseñar bocetos para la serigrafçia de 'su' esquí. Casi por casualidad, desde la primera generacion del Atomic Bent Chetler su sello está tambien impreso en cada tabla. También su furgoneta, locales de amigos y hasta la pared de la habitación de su hijo!