Esto es lo que le ha ocurrido precisamente a un esquiador alemán de 60 años en Revelstoke. El hombre estaba en un viaje de heli-ski, y en su último día sus acompañantes así como el guía, advirtieron de repente que había desaparecido. Lo buscaron rápidamente con el sistema de Arva, pero no llegaron a tiempo para salvar su vida.
Se lo encontraron boca abajo en el agujero de un árbol. Los esquís se enganchan en la entrada del agujero y la única manera de salir es intentar quitarte las fijaciones, pero esto pocas personas lo logran. La sangre baja a la cabeza, los mareos actúan rápidamente y se pierden las fuerzas. La edad del hombre complicó más la situación, por lo que probablemente cuando se cansó de intentarlo solo le quedó esperar a la muerte mientras repasaba su vida.
El guía llegó en sus últimos momentos. Diponía de un desfibrilador y oxígeno, pero ya fue tarde. Los trasladaron al hospital Queen Victoria de Revelstoke ya clínicamente muerto. It's A powder Day nos recuerda que