Ian empezó entonces a precipitarse descontrolado ladera abajo en una caída de 487 metros de desnivel en un minuto. Perdió un esquí y la inclinada pendiente hacía difícil, por no decir imposible, parar una caída que a todas luces podía tener consecuencias fatales. Sin embargo, ya sea por la experiencia del canadiense, por el material de seguridad, por suerte o por una combinación de las tres, Ian tiró de su airbag y se dejó llevar por la montaña. Tras un interminable minuto golpes, volteretas y saltos, Ian estaba en el pie de la ladera vivito y coleando.
Casualmente el rider canadiense protagonizó otra no menos espectacular caída rodando también para Teton Gravity Research la película One for the Road, y también en Alaska. En aquella ocasión salió con el fémur roto y un largo periodo de rehabilitación.