En cambio el Mercure situado en las montañas de Rosa Khutor apenas ha alcanzado el 30%. El Directos afirma que se necesita un mínimo de 10 años para que un nuevo destino turístico se consolide. Y tampoco esperan llenar en verano los hoteles de las estaciones de esquí, como pasa en el resto del planeta. Ahora falta saber como se comportarán las visitas a este alojamiento durante la temporada de esquí que comenzara en un par de meses. No obstante de momento los planes de construir mas hoteles se han dejado aparcados.
Sin embargo las cifras de afluencia a la propia estación son bastante altas. Las instalaciones de Rosa Khutor recibieron 400.000 visitantes durante los meses de verano, tres veces mas de lo esperado. Jean-Marc Farini, el Responsable en Rusia de la 'Compagnie des Alpes', empresa que gestiona la estación de esquí, afirma que cada día llegaban entorno a 3.000 a 5.000 personas, pero la cifra real no se sabrá hasta dentro de un par de años, cuando pase la fiebre olímpica. Muchas de esas personas llegaban por la curiosidad de ver en primera personas las instalaciones que acogieron los Juegos.
El desafío por tanto, y las miradas de todos los empresarios, está en el comportamiento de este invierno. En Rusia apenas esquían unas 3 millones de personas, menos del 2% de la población, y encima muchos de ellos se van a los Alpes. Las nuevas estaciones del Cáucaso ofrecen precios más económicos, pero el ruso no viaja en invierno principalmente para esquiar. Para ellos el esquí es algo complementario, y los nuevos resorts del país están lejos de ofrecer las tiendas y comodidades que ya están consolidadas en Francia o Suiza. Aún así, los principales hoteles ya han recibido reservas para el Fin de Año ruso (aproximadamente en la segunda semana de nuestro mes de enero) y un promedio de ocupación del 70% de ocupación entre enero y marzo.
El problema principal no obstante está en la comercialización. Las cuatro zonas de esquí pertenecen a propietarios distintos, a los que el Kremlin fue concediendo licencias a condición que se hicieran cargo de las costosas inversiones. Compañías petrolíferas o del metal, son propietarias de unos negocios de los que poco entienden, y su visión comercial en este sentido es hoy por hoy nula. Ponerse de acuerdo por tanto todos ellos para promocionar el destino es casi imposible, y unir sus pistas bajo un mismo forfait, todavía menos probable a medio plazo.
Los responsables de los hoteles, estos sí, la mayoría de empresas internacionales especializadas en la hotelería, afirman que para llenar sus 42.000 camas hace falta un esfuerzo común para hacer de Sochi y Rosa Khutor un destino real. Afirman que se necesita crear un modelo post-olímpico como el que se hizo en Barcelona tras sus Juegos de 1992. Pero la única iniciativa común que ha suscitado el consenso ha sido la construcción de un complejo de casinos, que ha desatado fuertes protestas entre la población, que no quieren que aquello se convierta en Las Vegas del Mar Negro.
Y mientas todos se ponen de acuerdo, el mantenimiento de los 14 centros deportivos y las 22 instalaciones de acogida de los Juegos Olímpicos es una factura muy cara. Tanto es así, que las autoridades públicas se han negado a presentar una auditoría para que se vean los gastos. Los enormes edificios de apartamentos construidos para los equipos olímpicos y las villas para periodistas, pueden quedar mucho tiempo vacíos. Al igual que las pistas y los trampolines de salto.