Y a uno de ellos, el australiano Sam Ruttiman, no se le ocurrió otra cosa que saltar como dios le trajo al mundo. Entre el jurado estaba la olímpica Anna Segal, quien tampoco daba crédito, y quien no pudo mas que descalificar al valiente atrevido, ya que pese a iniciarse con un buen salto, perdió el equilibrio y acabó repartiendo su piel por la nieve.
Porque cuando te caes a mucha velocidad por la nieve totalmente desnudo, nadie te salva de las quemaduras provocadas por el rozamiento. Las quemaduras en las piernas fueron graves, pero su virilidad quedó intacta, según relatan los medios australianos.