Si hay un quebradero de cabeza para los organizadores de unos Juegos de Invierno, este es sin duda el del trampolín de saltos, una infraestructura que hay que tener para un evento como unas Olimpiadas, una simple Universiada o unos Juegos Olímpicos de la Juventud. Su coste se dispara y su uso después se vuelve totalmente inútil, dada la poca popularidad de este deporte fuera de algunos países escandinavos o centroeuropa.
Fue el caso de Turín 2006, cuyo trampolín ya apareció abandonado y lleno de maleza pocos meses después de acabar los Juegos Olímpicos, y así sigue actualmente, o el de la mayoría de casos. Hay algunas excepciones, las que encontramos en países como Alemania, Polonia y Eslovenia donde este deporte es más popular, o incluso en los países escandinavos, donde sus saltadores aparecen en las portadas de los diarios a menudo y tienen legiones de fans.
Pero no es el caso de Turquía, donde el único salto de esquí que conocían hasta la Universiada de 2011 era el del ataque a algún telesilla. Pero la población de Erzerum era la organizadora de este evento ese año, y entre otras instalaciones tuvo que construir el dichoso trampolín.
La construcción no estuvo exenta de polémica. Situados en el distrito Kiremitliktepe de Palandöken, costaron 67 millones de Liras Turcas (unos 23 millones de euros), en los que se incluía un hotel, el entorno paisajístico, la iluminación nocturna y el marcador electrónico. Los trabajos se acabaron en el segundo trimestre de 2010 y la ceremonia de inauguración se celebró en Mayo de ese mismo año con la asistencia del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, quien dijo durante su discurso, que las instalaciones marcarían un paso a una nueva era de Erzurum.
Poco tiempo después de acabar la Universiada de 2011, empezaron a acumularse las denuncias respecto a las licitaciones de construcción de la infraestructura. Afirmaban que los concursos fueron manipulados y se construyó sin conocimientos. Tanto es así, que un país con nula afición a los saltos de esquí, acabó con unos trampolines que se situaban entre los tres más altos del mundo, y los únicas torres para saltadores en el Este, excepción de unas que hay en China. En total se construyeron cinco trampolines 20, 40, 60, 90 y 125 metros de longitud....
Pues bien, tres de esas torres se han desmoronado esta semana. Un deslizamiento de tierra ha acabado con ellas y las ha dejado totalmente inservibles. 23 millones de euros que no han durado ni tres años. Los técnicos en su momento ya avisaron del peligro del terreno, pero según informan algunos diarios, se "escondieron bajo la alfombra".
Por fortuna los temblores avisaron momentos antes de lo que podía ocurrir, y el personal pudo salir corriendo, por lo que no se ha tenido que lamentar consecuencias personales. Anteriormente ya habían caído otros elementos como la iluminación o el marcador, y el hotel se tuvo que cerrar por afectamientos del terreno....