Julián añadió que el sector encara con ilusión un incremento de precios
del 20% después de años de bajadas. Con todo, matizó que
«habrá que ver si el mercado lo acepta. Pero el sector lucha por mantenerse y mantener el empleo de la que dependen muchas familias. Además, si a nivel global, la última temporada de invierno tuvo más ocupación que la del año pasado, alrededor de un 3 %, los precios, sin embargo, se han mantenido o incluso han vuelto a bajar, y por ello la afluencia de más turistas no se nota mucho en la cuenta de resultados.
El sector está preocupado porque a partir de la segunda quincena de marzo en que la ocupación cayó en picado, los meses de abril y mayo han sido malos con un retroceso acentuado de la demanda».
Más rusos, menos dinero
Si los hoteleros mantiene unos niveles altos de empleo gracias a las ofertas, o sea a una bajada de precios, un nuevo factor aparece para disminuir un poco más los beneficios. Y es que los turistas más esperados y deseados por el gasto que suelen hacer los establecimientos, los rusos,
«vienen con menos dinero aunque todavía no podemos decir que vengan menos. Y si las cifras globales del mercado ruso han crecido también es cierto que hemos notado una bajada del poder adquisitivo del cliente».
Julián explicó la disminución del gasto por dos factores, el primero es que
«a nivel de alojamiento hotelero el mercado se abre ahora a establecimientos de categoría inferior a la que estábamos acostumbrados. Hay muchas más reservas para hoteles de dos y tres estrellas cuando tradicionalmente el cliente ruso siempre optaba por los establecimientos de cuatro y cinco estrellas».
El segundo, es que si el cliente ruso era tradicionalmente un cliente de establecimientos de categoría superior que gastaba mucho consumiendo en el mismo establecimiento (bebidas, restauración y servicios complementarios),
«sigue consumiendo pero hace un gasto más limitada", señaló.
Sin embargo, el director de la UHA también consideró que
«podríamos decir que se está popularizando el destino Andorra en el mercado ruso, aumenta el número de turistas y se abre a otros establecimientos más accesibles, lo que puede ser positiva pero que el sector deberá vigilar de cerca.
También ha sido decisiva la devaluación del rublo como consecuencia de la crisis ucraniana, pues si antes Europa tenía un precio, ahora resulta que es un destino un 30% más caro para los rusos. Y este es un factor muy determinante y que puede perjudicar la llegada de turistas y detener el crecimiento que hemos experimentado hasta ahora en este mercado.
Para contrarrestar la bajada se han de hacer esfuerzos constantes para mejorar la oferta, porque nuestro objetivo es no perder cuota en estos mercados emergentes sino todo lo contrario, consolidar allí nuestro producto.
De todas maneras, quien crea que los hoteleros sólo están pendientes del mercado ruso está muy equivocado, llevamos muchos años esforzándonos para atraer mercados y diversificar la demanda, lo que pasa es que es un trabajo a muy largo plazo, en la que hay que ir insistiendo sin tregua».
Modificación del IGI
Por último, el director de la UHA reiteró que
«la modificación del IGI introduce un agravio comparativo entre sectores turísticos muy contundente». Y se preguntó:
«¿Por qué la reducción del impuesto no ha repercutido en beneficio del cliente final que es quien lo paga?. Si la situación no mejora quizá es porque no hacemos las cosas bien. Los hoteleros no queremos hacer política pero entendemos que con esta última modificación del impuesto, una parte del sector turístico sale muy beneficiada en detrimento de la otra. Hay una reflexión profunda para que las reglas de juego dejen de cambiar a cada momento. La credibilidad del impuesto y de nuestro marco fiscal se ve muy resentida, porque parece que el ámbito de aplicación está poco estudiado para las diferentes casuísticas».