La esquiadora eslovena Tina Maze presentó su candidatura a "zarina" de los Juegos Olímpicos de Sochi, tras colgarse este martes su
segunda medalla de oro en la localidad rusa, al imponerse en el gigante. Maze, que había condicionado toda su temporada a los Juegos Olímpicos de Sochi, demostró la idoneidad de su planteamiento, tras añadir un nuevo triunfo al logrado la semana pasada en el descenso, donde la eslovena compartió el oro con la suiza Dominique Gisin.
"El plan para esta temporada era dar lo mejor de mí misma aquí, en los Juegos. Sabía que tenía que llegar en mi mejor estado de forma, porque si no tienes la motivación necesaria, si no pones pasión, no puedes poner en escena tu mejor actuación"
La esquiadora eslovena, que el pasado curso logró el triunfo en la Copa del Mundo con un récord de puntos (2.414) y de podios (23), tendrá el viernes una nueva oportunidad de lograr un nuevo oro en la prueba de eslalon.
La última, una violinista
Al igual que otros atletas olímpicos, la violinista pop Vanessa-Mae hizo su sueño realidad... pero mucho más lento que todos los demás. Carente de estilo y velocidad, terminó en un distante
último lugar entre las 67 que completaron el slalom gigante en los Juegos Olímpicos de Sochi. Su tiempo, de 3 minutos con 26.97 segundos en dos rondas, fue
50.1 segundos más lento que el de la nueva campeona olímpica, Tina Maze de Eslovenia. Pero ella estaba contentísima de haber competido,
"Las Olimpiadas son como el espectáculo más grande del planeta y el simple hecho de compartir la misma nieve, ser capaz de deslizarme por la misma nieve que las esquiadoras de élite hayan bajado es un honor y un privilegio. Así que, incluso cuando llego a entrenar un par de rondas con algunas de ellas, a veces pienso, '¡Oh, qué increíble!'''.
Mientras las esquiadoras de élite compitieron agresivamente, Vanessa-Mae esquió erguida la mayor parte del trayecto lluvioso antes de flexionarse en la posición agachada para el tramo final. Celebró en el área de la meta, levantando los brazos y bastones de esquiar sobre la cabeza tras la primera ronda.
Después de la segunda, se retocó el lápiz labial y se puso un reloj de uno de sus patrocinadores para presentarse ante los medios de comunicación,
"Fue realmente genial. Me esperaba que iba a llegar de última, pero al final del día los Juegos Olímpicos son una gran oportunidad".
Vanessa-Mae nació en
Singapur y creció en
Gran Bretaña, pero en los Juegos Olímpicos es una de las dos atletas en el equipo de
Tailandia. Compite como Vanessa Vanakorn, usando el apellido de su padre, que es tailandés,
"Me dije a mi misma, 'Si clasifico me impondré una meta. Prometí que iba a hacer un gran donativo a una organización benéfica, porque apoyo las causas por los animales. Así que mi objetivo principal aquí era pasar un buen rato, mejorar como esquiadora en muy poco tiempo y ayudar a los animales".