Uno de los defensores de este pronóstico es el meteorólogo alemán, Dominik Jung, que manifestó que «tiembla» sólo viendo el mapa meteorológico creado por el Servicio Nacional de Meteorología de su país. Pronostica un enero y febrero con un frío intenso que no se vivía desde 1913, y un marzo que seguirá la misma tónica. Le apoya su compañero de la agencia meteorológica AccuWeather, Joe Bastardi. El motivo, expone, son las masas árticas de aire frío que se desplazarán hacia Europa, a la vez que la actividad solar disminuirá. Se trata de un fenómeno causado por los «cambios en la circulación atmosférica», manifiesta Elena Volosiuk, especialista del centro meteorológico ruso.
Estos meteorólogos son partidarios de justificar la situación por el cambio climático. Olas de frío temporales, debido a un calentamiento global. Parece una paradoja pero lo explican de la siguiente manera: debido al deshielo del ártico los rayos de sol ya no son repelidos por el hielo y calientan más esa zona, de modo que «todo el sistema de presiones se ve afectado».
Hay agencias de meteorología, como la española que ya han salido a desmentir estas teorías, asegurando que nos encontramos ante un invierno normal.
En resumen, crean a quien más les convenga. Las pistas de esquí, encantadas. Los ciudadanos frioleros no tanto. El tiempo (y nunca mejor dicho), lo dirá.
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