A la falta de nieve natural hay que añadir la poca capacidad de crear nieve artificial. La producción de nieve como el riego en la agricultura, da estabilidad a la actividad turística y estabiliza el tejido económico de los núcleos de población cercanos a las estaciones. En cambio, en este caso, mientras las estaciones vecinas suplían la falta de nieve natural con una buena red de nieve artificial, Vallter 2000 no podía porque le faltaba una buena balsa con capacidad para almacenar suficiente metros cúbicos de agua procedente de la lluvia y del deshielo. El embalse sirve para alimentar los cañones que, si todo va bien, pueden dejar caer durante muchas horas nieve artificial sobre las pistas y así suplir la nieve de las precipitaciones.
Desde 2007, la estación reclamaba la ampliación de la balsa. No obstante, la Agencia Catalana del Agua (ACA) exigía unos requisitos medioambientales inasumibles por la estación. Coma precisó que una de las condiciones para la ampliación de la balsa era la construcción de un canal subterráneo que representaba un gasto millonario. La autorización de la ACA dependía por su parte para del antiguo Departamento de Medio Ambiente y Vivienda. La idea era que la balsa estuviera integrada en el paisaje y que no hiciera peligrar los cursos de agua existentes, ni en general el sistema ecológico de la zona.
La creación de balsas de almacenamiento y la potenciación de las redes de distribución de nieve artificial en los últimos años han sido una constante en las estaciones catalanas y de Andorra. Un ejemplo son la construcción de una balsa con capacidad para 70.000 metros cúbicos de agua en Grau Roig (Andorra) y de la construcción de un lago para hacer nieve en Baqueira Beret. La falta de la garantía de la nieve artificial llevó la estación a una situación tan difícil que se llegó a publicar su cierre con la consiguiente alarma entre los actores económicos de la Vall de Camprodon.
La delicada situación económica ha provocado que la Generalitat haya quedado con un 60% de las acciones de la estación. El actual socio mayoritario la constructora Salvador Sierra SA (radicada en el Pla de l'Estany) se mantendrá a la empresa con un paquete del entorno del 30%. Entre los socios minoritarios estarán los ayuntamientos de Setcases, Llanars, Molló y la Mancomunidad de la Vall de Camprodon.
El Ayuntamiento de Setcases, en tanto que propietario de los terrenos, participará en el equivalente a los 30.000 euros que la estación le debe en concepto del canon anual de la concesión y de la tasa de basuras (es decir, cambiará deuda por acciones). La idea es que haya una ampliación de capital que posibilite la entrada al accionariado a Ayuntamientos del Valle de Camprodon, Vilallonga de Ter y Sant Pau de Segúries. La entrada de nuevos accionistas se hará a partir de la reducción a cero del capital, que será posible gracias a la adquisición del 60% de las acciones por parte de Ferrocarriles de la Generalitat.
La liquidación de la deuda ha supuesto un alivio para los 4.550 habitantes del Valle de Camprodon, los cuales tienen en el turismo y sus derivaciones la principal fuente de ingresos. Fuentes de la Generarlitat han informado de que en caso de no haberse capitalizado la deuda, la continuidad de la estación hubiera sido muy difícil. Por ello, los rumores sobre el posible cierre de la estación, abierta en 1976, mantenía en tensión todos los sectores económicos de la subcomarca.
A partir de la asunción del 60% del accionariado, Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) asumirá la gestión de las tres estaciones de esquí de Girona: Núria, La Molina y Vallter. De esta manera, la Generalitat quiere asegurar la competitividad de las estaciones gerundenses frente a la oferta de las estaciones de Andorra, del sur de Francia y los Alpes. Las estaciones son consideradas claves para la competitividad turística de Cataluña, frente a los territorios vecinos.
Además, el Gobierno prevé que la gestión conjunta de las 3 estaciones supondrá ventajas en la compra de energía y en la de materiales para la mejora de los equipamientos.
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