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Durante el verano de 1990, la estación de Winter Park, (Colorado, USA) tenía la intención de sustituir su veterana telesilla Eskimo, un biplaza de pinza fija que se instaló en 1963, por la desaparecida empresa Riblet. En su lugar se montaría un triplaza, pero antes, técnicos de la propia estación y de la ingeniería WPRA & Jenlynn Inc, quisieron probar hasta cuanto daba de sí ese telesilla si lo forzaban al máximo y le causaban las mayores catástrofes que podría sufrir un remonte. Era algo que nunca se había hecho. Al remonte se le hizo de todo.
Se le eliminaron los frenos de emergencia; se le cargó al 110% de su capacidad de peso; se le puso exceso de aceite en el cable; se le tiraron árboles en el cableado; se tiró una pilona, y por si todo esto era poco, se le prendió fuego a la estación de salida. Hay que decir que las pruebas se hicieron en tres fases y dos días, así que se tenía que recomponer el telesilla para seguir haciéndole 'perrerías'. La primera de las pruebas que se le realizó fue la relativa a los frenos.
Se quitaron los propios de servicio, los de emergencia y los de tracción, que previamente se probaron que funcionaran bien. A 72 de las 155 sillas se les cargó con varios discos de cemento de 26,5 kilos cada uno. En total, mas de 13 toneladas de peso extra, el 110% de los que podía soportar a capacidad máxima. Al no haber frenos, el telesilla viajaba hacia atrás, y lo hizo a una velocidad de 2,79 m/s un 10% mas que su prestación real. El día 18 de Julio fue dedicado casi entero al tema de frenos. Se le hicieron muchas pruebas con todos los que tiene el remonte, así como mecanismos, botones de parada, etc...
No hace falta pararse en muchos tecnicismos que muchos no entenderíamos, pero la situación extrema se dio cuando ya llevaban varias horas de pruebas. Llegó un momento que el telesilla literalmente se les disparó y no había manera de pararlo. Llegó a velocidades de casi 8m/s, una velocidad que ni hoy en día alcanzan los actuales remontes. Los discos de cemento colocados sobre las sillas eran arrojados a mas de 36 metros al llegar a la curva de la estación de salida. También volaban las sillas, y las que no podían salirse del cable se retorcían sobre su propio acero tubular. También los rieles de las estaciones de salida y llegada sufrieron daños irreparables. Finalmente el telesilla se pudo detener al límite de la destrucción.
Después de todo esto, los técnicos trabajaron toda la noche para volver a poner en marcha el telesilla, porque quedaba el día 19 para hacerle otras pruebas. No se pudieron colocar las sillas correspondiente al tramo de la 51 a la 72 y no se pudieron reparar las poleas de las pilonas 18 y 20, pero se logró dejarlo todo a punto, superando la segunda prueba: la reconstrucción. La tercera fase consistía en hacerle sufrir todo tipo de accidentes. Se le aplicó la prueba de la 'cuerda grasienta' para ver que pasaría en caso de una fuga de aceite. Los frenos no podían parar el cable, que llegó a alcanzar temperaturas de 121ºC. Después se quiso probar que pasaría si le cayese un árbol sobre el cable mientras estuviese el telesilla en movimiento. Esta vez con el remonte funcionando hacia arriba, se dejó caer un árbol de 10,6 metros sobre el cable a la altura de la pilona 4.
También se probó luego sobre las torretas 16 y 19. En la primera se descarriló el cable, en las otras dos no. Y por si todo esto no fue suficiente, se le prendió fuego a la estación de salida. La prueba del incendio fue cuidadosamente planeada, con varias dotaciones del departamento de bomberos preparadas, no fuera que una chispa provocara un incendio no intencionado. También se podaron árboles, y se retiró la maleza y follaje cercano. La estación de salida del remonte estaba en una bóveda de hormigón, y tenía un techo de madera recubierto de una especia de material asfáltico. La única pieza que fue retirada antes de prenderle fuego fue la unidad de potencia auxiliar. El fuego se inició colocando algunos trapos con aceite junto a un banco de trabajo.
Tan solo 27 segundos iniciada la prueba, el incendio ya era evidente para la gente de alrededor. Al minuto y 35 segundos después, se detuvo el telesilla después de que el freno hidráulico se rompiera por la presión. A los 14 minutos del inicio del fuego, el cable del telesilla por fin se rompió, tirando todas las sillas al suelo. Por entonces, en la estación inferior ya se alcanzaban los 1000ºC. El fuego finalmente acabó a los 21 minutos después de que los bomberos lo apagaran. ¿Se podía hacer alguna 'perrería' mas a aquel telesilla? Pues si. Quedaba por hacer una prueba de carga lateral a las pilonas. Se probaron cuatro pilonas, aplicándole fuerzas tanto a la parte inferior como a la superior. Fallaron las cuatro. Unas por una mala soldadura que provocó que se torcieran, y otra por una mala instalación, que hizo que cayera.