Quién no soñó alguna vez con llegar a un lugar virgen, desconocido para el resto de los mortales, descubrirlo, pisarlo y disfrutarlo. Ni hablar si esa experiencia se vive deslizándose sobre los esquíes por cerros de más de 2.000 metros de altura, con pronunciadas pendientes de 1.200 metros de desnivel, y al llegar a la civilización lo espera un almuerzo sobre la nieve con exquisitos manjares y un brindis con cava. No es el argumento de una película sino la descripción del programa de deporte extremo “heliski”, único en el país, que en unos días llega al hotel Aries en Las Leñas.
Pero, claro, antes de bajar las montañas hay que subirlas y para ello los arriesgados esquiadores cogerán un helicóptero (de ahí la denominación heli) que los llevará a la cumbre. La propuesta se extiende por una semana, subiendo de lunes a jueves para descender por las distintas caras de 4 cerros.
Antes de emprender la aventura, los participantes conocerán cada uno de los detalles del recorrido y, sobre todo lo referido a la seguridad. Durante una reunión previa con los coordinadores, de algo más de una hora, aprenderán cómo y en qué momento deben subirse al helicóptero, quién lo hace primero y los códigos con los cuales se manejará el grupo. También observarán un video sobre avalanchas y el recorrido en mapas satelitales.
A los clásicos elementos de seguridad, como casco y cinturón, se suma un sistema de rastreo anti avalancha (A.R.V.A.), aparatito del tamaño de un walkman que se coloca en la pechera y emite un señal infrarroja -que por la intensidad del sonido señala la distancia- para ubicarlo en el caso de que se pierda. Hecho bastante improbable si se tiene en cuenta que cada descenso lo inicia el coordinador del hotel, seguido por la gente de pista y de la escuela de esquí del valle de Las Leñas.
La etapa de aprendizaje finaliza después de un recorrido del grupo por las pistas, para conocer el nivel de experiencia de cada uno.
Nieve, emoción y cava
Al inicio de cada jornada, los helicópteros esperan a los esquiadores en el helipuerto ubicado frente al hotel, cruzando la ruta 222. La aventura comienza por El Soldado, un pico al norte del valle a 3.300 metros de altura con un desnivel de 1.000 metros. Recorriendo 6 kilómetros en cada descenso, van esquiando las cuatro caras del cerro, la sureste hasta el arroyo Las Leñas, continuando por La Yesera, Collado Alto y finalizando por la variante Sur.
Los expertos esquiadores tendrán que estar preparados para el segundo día, cuando les espera la subida más alta, la del cerro Leñas, a 3.800 metros. El paisaje, premio al esfuerzo, es único, tanto que hasta se divisan con claridad zonas de Chile. La variante en este caso es que en los dos últimos descensos se llega a Los Molles.
Allá arriba nadie mira el reloj ni piensa en comer, pero todos los días cuando el grupo llega -alrededor de las 16- al helipuerto, la gente del Aries les espera con un almuerzo. Rodeados de nieve disfrutan de menú especial: pan casero tostado acompañados con carne ahumada, como jamón o ciervo, y el brindis con cava.
Las sorpresas continúan. Quienes desean deporte extremo total lo encontrarán durante la tercera jornada, descendiendo por el cerro Valle Hermoso y deslizándose desde los 3.600 metros de altura hasta los 2.400.
Todo llega a su fin. En este caso con una gran fiesta, que se realiza el último día en el refugio de Gendarmería. Asado, entrega de diplomas, fotos, cava y guerra de nieve.
Heliesquí por los Andes
Quién no soñó alguna vez con llegar a un lugar virgen, desconocido para el resto de los mortales, descubrirlo, pisarlo y disfrutarlo. Ni hablar si esa
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