La metodología de la enseñanza, sería un ejercicio vano si antes no analizáramos los procesos del aprendizaje, es decir, como asimilamos lo que nos enseñan, de qué forma somos capaces de aprender…, algo que se nos olvida a los docentes, y es que para saber enseñar, no hay que olvidar que hemos aprendido antes, y como fue eso… que nos falto que nos explicaran. Ahora tenemos la ocasión.
Es en la enseñanza deportiva en general, donde más se nota la diferencia con la enseñanza del esquí alpino , no del snowboard , mucho más moderna y con criterios más agiles, que es una de las causa de su esplendor actual. Si usted toma clases de golf, por ejemplo, verán que el profesor no les somete a una tabla progresiva de ejercicios, sino que les va acompañando a partir de unos conceptos muy simples en la andadura del deporte, mejorando su swing, su pat, etc. y corrigiéndoles cada golpe, cada movimiento... Lo mismo pasa en el futbol, y en general en todos los deportes de pelota, tenis, pádel, squash, etc.
Creemos que es el momento de difundir esta metodología de la enseñanza en el esquí alpino, para los nuevos docentes especialmente. El CEDI , lleva tiempo ajustando su metodología por este camino, aunque reconozco la dificultad de modificar los esquemas de los formadores, que les viene de antiguo…, aquí encuentro el principal inconveniente, para facilitar el camino de los nuevos profesores.
Sin duda, para que un profesor cuente con datos suficientes para realizar correctamente su trabajo deberá comenzar por mirar bien a su alumno, saber dónde y cómo mirarlo.
Observación: “Procedimiento científico de investigación, atenta constatación de los fenómenos que se producen, sin voluntad de modificarlos” (Petit Robert, Dictionnaire de la Langue Française)
El ojo percibe todo lo que ve, pero la imagen que nos queda es una construcción de nuestro cerebro. Digamos que la actividad perceptiva, es una actividad de interpretación (Gautier), porque nosotros retenemos en nuestra retina solo lo que nos interesa retener, e ignoramos deliberadamente, lo que no nos interesa, depende a veces de nuestro estado de espíritu y siempre de nuestra disposición a ver lo que queremos ver. Digamos mas simplemente que, observar es saber mirar, pero mirar lo subjetivo o lo objetivo es la diferencia, tendríamos que ir hacia ser lo menos subjetivo posible, de referirnos a claves medibles, a poder ser numéricas (el crono), en el médico sería el termómetro, por ejemplo.
Para ser un buen observador, tenemos que modificar nuestro pensamiento técnico, adquirir nuevas habilidades de interpretación, que sea un análisis justificado, no empático. Podría ya empezar a proporcionar el nuevo análisis de la observación del esquiador, lo que se puede denominar la regla de las tres “E”, “Eficacia, Economía, Estética”, (“Biomecánica Funcional”, 2006; M. Dufor y M. Pillu) y no es tan difícil, pues inmediatamente se percibe la elegancia del esquiador.
Por de pronto y para hacer boca, vamos a seleccionar estas nuevas habilidades de la observación.
1º Escoger lo que queremos observar
2º Definir los indicadores precisos (biomecánicos a poder ser) que nos permitan describir lo que vemos, luego daremos ejemplos
3º Recopilar estos hechos con la ayuda de una tabla de indicadores
4º Interpretar los resultados, eliminando la subjetividad y la empatía
Somos conscientes que cada profesor o entrenador construye su propia referencia, por ello, cuando nos hemos visto en la tesitura de un tribunal de evaluación, lo primero es definir claramente los criterios enumerados anteriormente a fin de delimitar los estándares de las notas y por ende de los resultados finales. En un entrenamiento de equipos de competición la cosa se complica puesto que hay que tener en cuenta el trazado, que determina la “performance” (rendimiento), la velocidad, el tiematmosférico, el contacto esquí – nieve, el estado de la nieve, etc.
La observación del esquiador es una cuestión nada fácil, pues la secuencia de movimientos se desarrolla en décimas de segundos, a lo que el ojo humano es incapaz de percibir, por ello hay que acudir a los sistemas de tratamiento de video y aplicaciones como “Dartfish”, puesto que el ejercicio más complicado para el entrenador es formalizar una corrección posterior, una corrección útil, para mejorar al alumno, y todo ello en un entorno variable, duro a veces. Pero siempre atentos y con los ojos abiertos, así obtendremos mejores resultados.