Durante mucho tiempo, el primer día de temporada, siempre tuve la duda de si se me habría olvidado esquiar, juas. Me iba poniendo los esquís, miraba los primeros metros con mezcla de deseo e incertidumbre y me preguntaba ¿Me acordaré de cómo iba esto? Después de treinta años trabajando en la nieve, incluso haciendo dobles temporadas, sigo teniendo una especie de gusanillo hasta que hago las primeras curvas.
Es normal que los primeros metros haya que resintonizar la coordinación fina y hasta que pase un par de horas, o tal vez días, no volveremos a sentirnos totalmente integrados con la cosa. Para suavizar esta sensación de incertidumbre y acortar el tempo de readaptación, solía usar los siguientes trucos:
- Los días anteriores y también justo antes de ponerme los esquís, recreo bajadas y curvas del final de temporada que me hayan hecho sentir bien. Imagino los gestos, las sensaciones, la velocidad y la geometría de los virajes que me gustaron especialmente, y eso me ayuda a fijarme en aquello que me ayuda a esquiar mejor. No me enrollo más porque he escrito bastante sobre el tema en ese blog.
- Por supuesto, caliento y me lo tomo con calma, evitando ir a sitios muy complicados, muy rápido, con mucho ritmo o con tiradas demasiado largas. Veremos a todo el mundo ansioso e hiperventilando por las pistas, pero, tranquilidad. Como al principio no estamos muy coordinados, no es buena idea exigir demasiado ya que, un descontrol una caída o un accidente, nos pueden desanimar para el resto de la temporada, aparte de resultar más grave cuando todavía no tenemos el suficiente tono.
- Dejo un poco de calderilla, como dicen los ciclistas, para el día siguiente. Por muy en forma que estés del verano, al esquiar usarás otros músculos y, si te pasas, al día siguiente puedes estar machacado. Además, están las pequeñas molestias de las botas hasta que se te vuelvan a encallecer las piernas y los pies. Con una jornada levemente más corta de lo habitual, no solo voy el segundo día con menos dolores y más ganas, sino que me queda más tiempo por la tarde para hacer vida social, juas
Finalmente, mucha gente me pregunta si es bueno tomar clases el primer día de esquí. Es una cuestión muy personal y que depende, diría, del nivel que uno tenga, de si conoce bien la estación y de si se siente o no bien esquiando solo. Salvo que fuera un principiante absoluto reservaría las primeras curvas para mí mismo, solo o, si acaso, pediría al profesor que hiciéramos unas bajadas de contacto y reintegración con la nieve. Y nada más por hoy; buen comienzo de la temporada y
¡Buenas huellas!
Carolo, noviembre de 2021