Buenas, buenas!
Este fin de semana ha sido una montaña rusa, ha habido de todo.
El sábado fue un día precioso y tranquilo. Con la nevadita del viernes lo dejó todo reluciente, hasta la pista, que estaba de 10. Había palas en las que rascabas el hielo del fondo, pero buscando llegabas a rincones divertos. El típico día que estás casi solo y vas trillando a tu gusto. Los que más me gustan.
El domingo, sin embargo, fue bastante distinto. La noche anterior cayó un palmo y la gente ya se vino arriba. 9am y eran todo ansias y caos. Parecía la carrera a ver quién hacía más metros de desnivel y quién trillaba más palas. Grupos de 10-15...todos en tropel...dejaba mucho que desear. Además, a primera hora no se veía nada y cayeron varias placas que no transmitían mucha confianza, sin poder ver bien lo que había en el monte. La verdad es que parecía que iba a ser un fracaso de día pero mantuvimos la calma y decidimos esperar con paciencia.
Mientras se levantaba el día Asier y yo decidimos andar por la pista la mar de tranquilos. A eso de las 11 ya empezaba a clarear, y tras hacer un Pastores de toma de contacto...era hora de darle hacia la frontera. Con la salida del sol la nieve se fue secando y nos dejó un regalo que lo recordaremos unos cuandos días...
Allá van las fotos de las jornadas:
Terminamos tarde pero mereció la pena. Al final, si esperas al momento adecuado la oportunidad aparece, y nosotros en esta ocasión fuimos afortunados de disfrutarla.
Que nieve mucho esta semana.
Estamos!