Técnica de Esquí: Esquí y Visibilidad (8)
Este es un tema determinante del que no se habla mucho en las clases de técnica de esquí. La visibilidad está ligada a las condiciones atmosféricas y tiene una gran influencia sobre nuestra forma de esquiar. Es comprensible que, como en cualquier otra forma de “circulación”, el esquiador deba adaptar su velocidad a las condiciones de visibilidad imperantes.
Con un día despejado y claro, solemos esquiar más deprisa, ya que vemos un campo abierto más amplio delante de nosotros, sobre todo si no hay otros esquiadores u obstáculos en la pista (estos también condicionan nuestra visibilidad…).
Con frecuencia tenemos el objetivo al que nos dirigimos ya a la vista (la motriz del telesilla, la cafetería, los baños!...), y esto nos va a embalar inconscientemente hacia allí, sobre todo si la nieve está en buenas condiciones.
En estas situaciones aprovechamos menos la pista y siempre que el terreno lo permite, practicamos un esquí más cercano a la línea recta, con intensa sensación de velocidad que produce una cierta euforia ligada a la secrección de adrenalina.
La mayoría de los esquiadores piensan que estas son las condiciones ideales para esquiar, aunque podríamos también decir que en realidad son las que hay…. Y que lo ideal es, si disponemos sólo de ese día para esquiar, saber aprovecharlo haya la visibilidad que haya.
En condiciones de mala visibilidad (situaciones de nevada, niebla,…) tenemos menos anticipación visual, esto nos va a hacer esquiar en el presente, con nuestra mirada casi a la altura de los esquís. Realizamos un esquí pausado, con giros cortos y cerrados.
La atención que no podemos poner en observar a nuestro alrededor, la vamos a poner en SENTIR el viraje corto que realizamos (como sabéis, el más técnico…). Utilizamos más la propiocepción, nuestra capacidad de sentir el propio cuerpo, y los movimientos exactos que le estamos transmitiendo. Es, por ello, una oportunidad perfecta para esquiar “fino”, corregir errores o fomentar al máximo la simetría en nuestros movimientos.
Debemos esquiar muy conscientes ya que no tenemos apenas margen de error (puede aparecer un bache u otro esquiador en cualquier momento). Estamos metidos en nuestra burbuja, en la que no hay distracciones exteriores; obligados a centrarnos mentalmente, no pudiendo tener otras sensaciones o pensamientos que los del control instantáneo del gesto que surge a partir del contacto preciso con la nieve. El ritmo se impone como marcado por un diapasón. El esquí se siente con intensidad, con los reflejos serenamente alerta, a la vez que tiene algo de ensoñación…
La sensación es muy difícil de expresar con palabras, es una forma de “meditación”, yo lo considero muy placentero y creo que debe ser reivindicado!
He estado años trabajando de profesor de esquí (y no descarto hacerlo aún) y me he visto, como todos mis compañeros, obligado habitualmente a esquiar en condiciones de mala visibilidad. Esto me ha aportado algunas de las esquiadas más disfrutonas… No hablo de sensaciones fuertes como las de la velocidad… sino del placer casi diría sensual de esquiar por el puro hecho de hacerlo, de fluir con precisión; además la pista se hace muy larga, cunde todo mucho y al final parece que has esquiado el doble, de hecho has estado esquiando más rato…
Algo parecido he sentido al esquiar con botas blandas de cuero, o incluso al hacer el típico ejercicio de esquiar con las botas sueltas. En general, en circunstancias difíciles vas a verte obligado a dar el máximo de tus posibilidades técnicas y es ahí dónde puedes desarrollar más tacto, equilibrio y precisión.
Hay otro factor variable que influye en la visibilidad y que no es atmosférico ni tiene que ver con el tráfico de gente en pistas… las gafas! En efecto parece innecesario hoy recordar que en días despejados requerimos gafas oscuras, de sol, y en días de mala visibilidad y escaso relieve, las gafas de lente naranja nos dan una luminosidad y una percepción del relieve idóneas. Esquiar con niebla… por qué no? Pero esquiar con niebla y gafas de sol… como que no! Mucha gente lo hace y es un peligro porque no ven “dos en un burro”. Cada cosa para lo que es…
Podemos concluir por tanto que esquiar en condiciones difíciles de visibilidad puede ser en sí un ejercicio educativo, de corrección de estilo, además de una experiencia cautivadora. Es un reto que, como todo reto, una vez superado aporta una enorme satisfacción para el deportista.
A los que nunca lo hayáis probado, os recomiendo practicar este esquí “meditativo”, sobre todo si vais solos (cosa fácil en este tipo de días, jaja); una vez que le cojáis el gustillo al asunto, seguro que no os defraudará, que ya tenemos locura suficiente los días de sol con las pistas abarrotadas de gente.
Carlos Marcos Corral © 2008
PD: Una meditación es una sensación de consciencia y plenitud enfocada en el momento presente evitando todo tipo de pensamientos que nos alejen del aquí y ahora; podemos realizarla centrándonos en la respiración o en cualquier otro movimiento rítmico como puede ser (¿por qué no?) enlazar giros cortos…