Tras un largo periodo de temperaturas estivales, el invierno ha logrado hacerse un sitio en nuestras latitudes y ya ha empezado a mostrar sus credenciales. La verdad es que el ánimo estaba un poco bajo y este cambio acompañado de mucha nieve y previsión de todavía más nevadas ha subido la moral a todos los esquiadores y en estos momentos estamos sumidos en un estado de euforia del que costará salir. Es el momento de pasar a mode winter.
Y claro, cuando llegamos aquí es hora de sacar el material del armario, volver a encontrarse con esos esquís, botas, chaquetas, pantalos y accesorios que llevan guardados seis meses. Hace tiempo me miraba lo del material con mucho tiempo de antelación y a principios de la pretemporada ya estaba mirando cosas, pero cuando tienes niños que crecen un montón cada año siempre es mejor esperar al final de la pretemporada para asegurarse de que lo que tienes en casa les pueda servir, ya que esas botas que van bien en junio, igual en enero ya no entran. Y ya puestos con los niños, los mayores también miramos y pensamos qué toca o nos gustaría cambiar. Este año, con el calor que ha hecho, nos hemos despistado y me ha pillado un poco el toro, por lo que hasta hace dos semanas no había hecho los deberes.
Porque los deberes no son poca cosa. Sacar la cera de 6 pares de esquís, repasar cuatro pares de botas, los bastones, los guantes, los anoraks y pantalones, los cascos, las tortugas,... ¡Hoy en día hay mucho material! Pero como sarna con gusto no pica...
Y es cuando te pones que te vienen a la cabeza cómo iba el material, con pensamientos del tipo: "¿Otro año con la misma chaqueta? A ver si encuentro algo interesante", "estas botas ya iban justas el año pasado, a ver cómo acaban este...", "estos guantes están hechos polvo", etc.
Por suerte, a base de invertir en los últimos años, de esquís voy bastante bien servido, con la incorporación de unos Blizzard para entrenar y correr. Y como cada año, tengo el pensamiento de unos bien anchos para esos días épicos, que serían un puntazo.
En cuanto a botas lo tengo bastante claro. Con las Lange RS110 llevo tres temporadas, ya he superado con creces las horas de vuelo recomendadas y al final de temporada se notaba. Estoy empezando a madurar el tema porque aunque me han ido muy bien, a veces las noto un poco blandas y no sé si pasar a un peldaño por encima porque en el fondo uno siempre tiene la necesidad de cambiar algo y físicamente estoy mejor que nunca.
La suerte es que hemos estado probando y este año los niños no necesitan NADA, al menos de momento. Una alegría, sin duda, que podría animar un poco más el mercado de los mayores. Casi no me lo puedo creer. En cualquier caso, habrá que ir con cuidado porque estas nevadas y la euforia consiguiente pueden dar pie a algún que otro exceso.
Independientemente de que vayas a cambiar algo, vale la pena echar un vistazo a todo tras seis meses de hivernación. Si eres de los que no revisas el material hasta el primer día que subes a pistas, te puedes llevar una sorpresa con alguna cosa que se ha perdido o roto y no podrás buscar bien el producto que más te guste. En mi caso, me he encontrado uno de los protectores de slalom roto y por suerte tengo tiempo para buscar otro.
Llega el final del túnel y lo hace en las mejores condiciones. ¡A disfrutar del momento!
Y por cierto, ¿ya has rellenado la encuesta sobre qué tipo de esquiadores somos los que visitamos Nevasport? Quedan muy pocos días para hacerla. Aquí la tienes. ¡Muchas gracias! Sólo tienes que pulsar el botón de INICIO para empezar: