Ahora voy a volver a Chamonix, echaba de menos el lugar, voy a volver para mirar el Mont Blanc, desde sus calles, para bajar por el glaciar de Argentiere, con su fisonomía salvaje, sin pensar que pocos kilómetros más abajo la vorágine de la civilización nos engulle, porque si algo tiene Chamonix, es esa capacidad de trasportarte de la más salvaje civilización, a lo más salvaje de la naturaleza, en poco tiempo, es el signo de nuestros tiempos, viajar del confort al corazón de las montañas, sin apenas darnos cuenta del camino.
Es como abrir y cerrar los ojos, ahora estoy aquí… en poco allí… sin intermedios, sin razones aparentes, pero Cham posee la magia de trasportarnos en poco tiempo de un lado a otro, de convertirnos en muñecos del consumismo o de protagonistas de una película de aventuras.
Sus personas y sus calles me engancharon irremediablemente hace ya mucho tiempo, y en eso continuamos en tratar de dejar una droga que nos gusta, una relación de amor, desamor con el lugar más emblemático del alpinismo y el esquí del mundo… o no???
Gracias a:
Salomon España
ABS System
Julboeyewear
En la estación
Iglesia en Cham
Les grands
The face
Tree
Xabier en Argentiere
Aiguille du midi
Brevent
Caos
Con los guides
Atardece en Cham