Y entonces no la usaba para deslizarme con tablas, ni nada parecido, era simplemente la magia de verla caer tras los cristales, lo que me hacia quedarme hipnotizado, hasta que me “aconsejaban” en casa irme a dormir.
Aun así no podía pegar ojo, el silencio que se percibía, me hacia volver a levantarme a escondidas y pegar la cara en los cristales para seguir con mi sesión de hipnotismo particular, hasta que los ojos se cerraban y el cansancio me vencía.
Y después llego el momento de disfrutarla, “deportivamente” hablando y tras más de 30 años, montado en unos esquíes cada invierno, y tras más de 30 años habitando en la montaña, aun conservo, esa obsesión de pegarme a la ventana, cuando las noches nos regalan con alguna fuerte precipitación blanca o el viento ruge moviendo violentamente la nieve de un lado para otro, pero con una “adicción” más… la de pasar noches interminables, pensando que al día siguiente, los copos que pausada o violentamente se han posado en el suelo, me van a servir, para hundirme en la base blanca, para salir y entrar del suelo trasformado, para mirar atrás y embelesarme con las trazas dejadas… para pelearme con las pendientes y hacer fotos a los amigos.
Hummm, aun queda medio invierno!!!
Gracias a:
Salomon España
ABS System
Julboeyewear.

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