El esquiador con tendencia a la dependencia se caracteriza por una necesidad desmedida de ser atendido, lo cual lleva a conductas disfuncionales.
Entre las causas sobre el origen de este tipo de personalidad se encuentran las siguientes:
- Experiencias negativas durante la etapa de principiante.
- La inseguridad percibida de sus recursos técnicos.
- La falta de orientación en la montaña.
- La tendencia natural hacia la ansiedad.
- Los rasgos hereditarios.
Si percibimos que tenemos tendencia a ser esquiadores dependientes, algunas de las características que experimentamos pueden ser las siguientes:
- Nos sentimos incómodos al esquiar solos porque nos atemoriza no poder cuidarnos nosotros mismos.
- Exhibimos una constante necesidad de ser tenidos en cuenta.
- Pretendemos que otras personas sean responsables de nuestra propia esquiada.
- Necesitamos el consejo y la confirmación de los demás antes de tomar decisiones y, muy a menudo, dejamos que otros lo hagan.
- Sufrimos de ansiedad, aunque sin razón de tenerla, al pensar en la posibilidad de abandono por parte de quienes dependemos.
- Podemos llegar al extremo de estar de acuerdo con los demás aun en situaciones de riesgo para no perder apoyo o aprobación.
- Poseemos falta de autoconfianza en nuestras capacidades e interpretamos las críticas como evidencia de nuestra incapacidad.
- En ciertos casos, nos comportamos de manera incompetente para evitar ser desatendidos o dejados a nuestra suerte.
- Tendemos a evadir la responsabilidad de aprender habilidades para no tener que alcanzar una esquiada independiente y seguir así dependiendo de otros esquiadores.
- Somos propensos a llamar la atención para obtener apoyo.
- Tenemos dificultades para demostrar iniciativa propia por falta de autoconfianza en nuestras habilidades.
Esquiador con personalidad tendiente a la evitación
La personalidad evitativa se caracteriza por la preferencia de permanecer en la zona de comodidad y el miedo a las situaciones novedosas o incómodas. Esta tendencia nos provoca ansiedad al afrontar situaciones desconocidas, pero a su vez, si las evitamos podemos interpretarlas como un fracaso, lo cual compromete nuestra autoestima e incrementa la sensación de inadecuación.
La personalidad evitativa se identifica en cuanto evadimos la situación peligrosa. Igual que la conducta paranoide, se basa en una proyección precedente o situación persecutoria que instaura luego las fobias. Un método práctico para romper con la estructura evitativa es enfrentar la situación amenazante con una persona en la que depositamos nuestra confianza. En situaciones de la vida diaria, ese acompañante puede ser cualquier persona de confianza, pero en el ambiente de montaña requiere que sea alguien con determinadas características que implique o refleje protección como, por ejemplo, un profesor de esquí.
Cuando pensamos o sentimos que hicimos algo equivocado, y por eso podemos ser criticados, generamos conductas tendientes a la evitación de lo incorrecto. En cambio, si tenemos la creencia de quien nos juzga tiene un cierto sentimiento o afinidad hacia nosotros y nos desea el bien, tenderemos a sentirnos más seguros y tranquilos porque esto permitirá una mejor conexión entre ambos. El vínculo que se genera entre un alumno o un atleta y su profesor o su entrenador influye en la conducta de los primeros en cuanto a la autocrítica.
Si somos esquiadores con tendencias evitativas lo podremos comprobar observando las siguientes características:
- Experimentamos sentimientos de inadecuación.
- Necesitamos aceptación social sin críticas.
- Evitamos los riesgos personales y participar en nuevas actividades.
- Somos propensos a exagerar los peligros.
- Preferimos una esquiada limitada debido a nuestra necesidad de certeza y de seguridad.
- Tenemos preferencia por lo rutinario.
En el próximo artículo analizaremos al esquiador con tendencia al histrionismo y con tendencia paranoide.
¡Hasta la próxima!