Aprovechando la visita de un gran amigo, Charly, al que muchos conoceréis porque trabajó con nosotros en Nivalis durante muchos años, y que ya tengo algo más de tiempo libre, ayer nos dimos una vueltecilla con los esquís de travesía por una zona por la que había tenido ocasión de subir pero nunca de bajar esquiando, los barranquillos que dan al Río Dílar, justo por debajo de las Chorreras del Molinillo.
Un itinerario cortito, muy fácil y con muy buenas vistas como ahora comprobareis.
Croquis del recorrido
En muchas ocasiones Charly me ha querido acompañar, pero el va con tabla de snowboard y con las raquetas para subir no se avanza igual. Pero esta vez es distinto, ahora tenemos un gran invento, el splitboard, una tabla de snow que se separa en dos esquis para la subida y se junta para la bajada.
Charly poniendo pieles
¿Sabrá manejar los bastones?
Comenzamos a subir saliendo desde la pista del Río para seguir despues por la Loma de Dílar y atravesar todo Montebajo. A pesar de la hora y la alta temperatura, la nieve aun está durita lo que permite avanzar a buen ritmo y sin fatigarnos demasiado, lo que al menos a mi me viene fenomenal, que no me he podido poner los esquis de travesía desde ¡noviembre!
Ultimo tramo de la Loma de Dilar
Las maquinas estaban ya preparando las pistas para el finde
Incluso por fuera de la huella de la maquina se iba perfectamente
En el cruce con la carretera que lleva al radiotelescopio, a la altura de la entrada de la pista Violetas, alcanzamos en punto más alto de la ruta. Nos asomamos al valle del río Dílar y vemos que hay nieve de sobra para bajar por donde teniamos previsto y lo mas importante, no tiene riesgo de aludes.
Las vistas desde aqui de los Tajos de la Virgen, Elorrieta y Cartujo son maravillosas.
Tajos de la Virgen, Elorrieta y Cartujo (de izquierda a derecha)
Valle del río Dilar, al fondo a la derecha el pico Trevenque
Quitamos las pieles de foca y en un momento convertimos los esquis de Charly en una tabla de snowboard. La operación se realiza en dos minutos escasos. Para subir todo ha ido bien, vamos a ver que tal se comporta el invento para bajar, ya que la tabla es blandita para que no pese al subir.
Quitando las pieles...
...y montando el snowboard
Comenzamos la bajada en dirección al río. Aun no han dado las doce y la nieve no está cremita pero ni mucho menos está dura. La amplitud y suavidad del terreno nos permite bajar haciendo todo tipo de giros y disfrutando enormemente, tanto de la nieve como de la vistas.
Charly se adapta rápidamente al split en las primeras curvas
La nieve, a pesar de su aspecto raro, esta más que bien
Como me gusta perderme en la inmensidad
Izquierda, derecha, al frente ... se puede ir por cualquier lado!
¡Menuda palita!
Pocas veces se pueden hacer giros amplios cuando vas fuera de pista
Aunque la bajada podría parecer corta, poco a poco se nos van presentando diferentes opciones para continuar el descenso. A mitad de la bajada la nieve ya está mucho mas blandita y la cremita comenza a aparecer.
Optamos por seguir un barranquillo muy bonico, que para pendientes uniformes ya están las pistas. Comienzan a aparecer las primeras calvas y matojos que hay que ir esquivando, lo que lo hace aún mas divertido.
Entrando al barranco
La nieva crema permite hacer de todo ¡que placer!
Esquivando matorrales
Poco a poco el barranco se va estrechando, lo que lo hace más divertido, permitiéndonos ir de una pared a otra como si fuera un enorme halfpipe. Conforme nos vamos acercando al río se van oyendo sus rugidos ya que con estas temperaturas va cargadito de agua.
La nieve comienza a escasear, y esto obliga a ir más despacio eligiendo bien el camino. Llega un momento en el que no podemos continuar por el fondo del barranco ya que el agua del deshielo corre y está ahuecando la nieve.
El barranco es un enorme halpipe natural
Ultimos giros
El fondo del barranco esta hueco, el agua corre, y hay que evitarlo
Bajamos unos cuantos metros mas y decidimos plantarnos. Si seguimos el barranco solo ganamos peligro y no es a lo que hemos venido. Ya hemos disfrutado una buena bajada, ahora toca comer algo y disfrutar las vistas y la paz del lugar y el momento.
Charly estuvo todo el día de lo mas "místico"
Vistas desde el punto más bajo al que llegamos
Detalle de las Chorreras del Molinillo
Tras el descansito volvemos a poner las pieles de foca y a remontar. En vez de subir por donde hemos bajado, nos abrimos algo más a la izquierda para subir menos desnivel y evitar las pendientes mas fuertes. La nieve está ya muy blanda y es mejor acer una diagonal larga.
Saliendo del barranquillo
Remontando hacia Montebajo
Acercandonos al final de la subida
Culminamos el ascenso y vuelta a prepararnos para la ultima esquiadita. Ya será hasta el coche por el Peñon de Dílar y luego por el último tramo de la Loma de Dílar.
Imposible no mirar hacia atras antes de comenzar a bajar
Ya se divisa Pradollano
Dejándonos caer hacia "los corrales"
Por el Peñon de Dílar
Máquina perfilando el halfpife
La parte final, ya llegando al Río, la nieve estaba algo pesada y preferimos seguir la huella de la máquina que acababa de pisar. El resto de la bajada, conscientes de que para los maquinistas era una faena que le dejaramos nuestras huellas y tal y como nos pidieron, evitamos la pista.
Últimas curvitas por cremita
Ya acercandonos al Río por la huella de la máquina
Resumiendo, una excursion muy fácil, y cortita, de menos de 4 horas de duración haciendo muchísimas paradas, y al alcance de todos. Las vistas y el paisaje increibles, y la nieve de órdago.
Charly, realmente el regalo me lo hiciste tu a mi. ¡Te seguiremos echando de menos por aquí amigo!
Reportaje dedicado a Charly, un gran surfero y la mejor persona que nunca he conocido, y ahora seguro que también un gran padre