Un día, en medio del fragor de una cena, se me ocurrió comentar que para poder aceptar un cheque por dejar de esquiar, este debería tener muchos ceros. Demasiados. Se me tiraron todos encima y desde entonces, esta pregunta me la formulo de vez en cuando.
¿Por cuánto dinero dejarías de esquiar?
Cada uno tendrá una cifra en la cabeza y será más o menos, en función de la situación de cada uno, pero llegará un número por el que seguramente aceptarías bajarte del barco.
Vamos a dejar de lado que la salud, lesiones, etc. te impida esquiar antes de muy mayor. ¿Se te ocurre una cifra? ¿Hablamos de miles de euros, centenares de miles, millones de euros? ¿Por cuánto estarías dispuesto a dejar de esquiar? Y no vale decir que, junto al cheque, viene una pastilla que te quita las ganas de volver a deslizar por la nieve.
Si la cifra por la que estarías dispuesto a aceptar no es indecente, el esquí no es tu gran pasión. Por contra, si esta pregunta te haría explotar la cabeza, seguramente estás de lleno entre los enfermos por este deporte. Y la pasión es muy difícil de comprar con dinero. Porque.... ¿para qué quieres todo el dinero del mundo si no puedes hacer lo que te llena de vida?