Bueno, querido friki, contesto a tu misiva como te mereces.
A ver, yo también soy un apasionado del esquí. Y tampoco le haría un feo a calzarme de nuevo los esquís este verano. Pero eso no quita que piense que no hace falta esforzarse por esquiar en verano. Si no dependes de sumar horas con los esquís puestos para mejorar tu rendimiento la próxima temporada, olvídate de la nieve. Estamos en verano y toca hacer otras cosas. El invierno es mi estación favorita del año y no precisamente por la poca luz que hay o el frío que hace cuando sales por la mañana. Es porque el esquí entra en el pack y hace que todo cambie.
Además, un hombre de mundo como tú seguro que ya sabe lo que pasa cuando te acercas a un glaciar... Madrugones salvajes para ir a hacer una cola inmunda en la cabina que te sube hasta la cota esquiable. Vamos, que se duerme poco y se esquía aún menos. Y todo por calmar algo un deseo incontrolado de esquiar.
Ya conoces el dicho... si no puedes con tu enemigo, únete a él. Y lo mejor es que saques un buen refresco y disfrutes del verano y de todo lo que, a la que caigan cuatro copos, dejaremos de hacer para poder ir a esquiar todos los fines de semana. Y oye, si necesitas irte a esquiar para que te guste más el verano, el problema no es del verano. Pero tranquilo, igual que pasa con la temporada de esquí, dura poco.
Y hablando del esquí, somos muchos los que pensamos que una de las cosas que hacen tan grande este deporte y que lo diferencian de cualquier otro es que solo lo podemos practicar durante los meses fríos del año. Nada sería igual si pudiéramos esquiar todos los meses. Ese parón provoca que cada temporada sea como un volver a empezar. Es la magia del esquí, que en verano no se esquía.