Durante los meses de verano suele ser noticia, a nivel mediático, el calentamiento global y el imparable ascenso de la temperatura de nuestro planeta. Por lo contrario, pasan muy desapercibidos los episodios antagónicos con ambiente frío y nieve fuera de fechas. Para hablar del tema viajamos hasta La Molina, para hablar con Romà Llagostera, CEO de TROPOSFERICA.
Nuestros amigos de TROPOSFERICA quieren realizar un pequeño análisis sobre el tema, con la intención de refrescar un poco el ambiente, inmersos en los días más cálidos de agosto. No es nada excepcional que, a lo largo del verano, se produzca un descenso o varios descensos marcados de la temperatura durante unos días. Pero nos sorprende, ya que últimamente no es algo a lo que estemos acostumbrados. De hecho, hace poco menos de un mes, un pico de calor extremo llevaba a los termómetros a registrar valores récord.
Justo al empezar este mes de agosto, el paso de una profunda perturbación por Reino Unido nos haría llegar, posteriormente, y desde el Atlántico norte, una masa de aire mucho más fresco y húmedo. En general, los termómetros tocaron fondo la jornada del viernes día 4, con un descenso de 10°C en algunos puntos del Pirineo, sobre todo, respecto a las jornadas precedentes, llevando un ambiente más bien otoñal. Presentamos un recuadro donde se muestra la comparativa de temperatura máxima registrada el día 2 de agosto respecto al día 4:
Pero en el caso de Tarragona, la entrada de viento de poniente y mistral hizo subir aún más la temperatura, con un ambiente recalentado. El descenso no se produjo hasta el lunes día 7. En muchos puntos del litoral, además, se rompió un largo período de tiempo registrándose noches tropicales, es decir, con mínimas iguales o superiores a los veinte grados. En la zona del Raval de Barcelona, por ejemplo, se alcanzaron los 19,7 °C en la madrugada del día 4. Incluso se pudo ver nevar, de forma anecdótica en varios puntos del Pirineo por encima de los 2.700-2.800m, como es el caso del Midi de Bigorre y varios tresmiles desde el Aneto al Balaitús. Esta irrupción fría prematura no sólo se notó en muchos puntos del norte Peninsular, ¡también barrió gran parte del continente europeo con nevadas bastante remarcables en los Alpes, con acumulaciones de 20 y hasta los 40 centímetros como podeis ver en la foto (Stubai, Austria).
Habitualmente, este contraste de masas de aire comporta un aumento de la inestabilidad, con chubascos y tormentas. En este caso, las precipitaciones fueron más bien discretas. Aun así, podemos recordar el caso de Italia. Durante el pasado mes de julio, entre los días 19 y 25, se registró un calor extremo en la mitad sur de Italia, acompañado de unas tormentas violentas en el norte. El calor fue extremo en gran parte del Mediterráneo, pero en el caso de Italia, los registros fueron iguales o superiores a los 40°C en gran parte del país, llegando a pasar de los 45 y 46°C en la isla de Sicilia. En las mismas ciudades de Palermo o Siracusa se pasaron de los 45°C. Cabe recordar que en la isla de Sicilia es donde está registrado lo que es considerado el récord de temperatura en Europa, ya que en 2021 se alcanzaron los 48,8°C.
Simultáneamente, en el norte del país, los chubascos y las tormentas, alguna de ellas violenta con fenómenos como fuertes vendavales y granizo de tamaño récord, barrían algunas regiones. Las zonas más afectadas por las granizadas fueron entre las ciudades de Milán y Venecia. En total, unas 110 personas resultaron heridas a causa de estas tormentas, según anunció el presidente de la región de Véneto, Luca Zaia.
Saludos!
