Estamos sentados cómodamente los tres en el telesilla de arco envolvente calefactor. La temperatura exterior es de menos diez grados, pero luce un sol espléndido.
Desde arriba del telesilla podemos observar a los privilegiados con propulsión personal, que nos pasan a gran velocidad camino de la cumbre. Ellos son los únicos que no hacen colas ni el los telecabinas auto portantes ni el los telesillas.
Esta semana es la más esperada de todo el año, ya que los del sector E9Xl de Megatrópolis tenemos vacaciones. Yo he escogido esquiar en el MountainDome, un espacio artificial abierto lleno de montañas, con cantidad de nieve durante seis meses, ya sea artificial o natural. Alguna vez me sentí tentado de ir al Rocodrome a escalar, pero es un cuarto del tamaño de todo esto y yo necesito aire.
Algunos de mis amigos han ido a las playas del planeta Trópico 7, pero pierden dos días entre la ida y la vuelta. No me compensa. Prefiero ir a esquiar. Bueno, en realidad es lo que hago cada año. En el fondo nada me gusta más que esquiar.
De los tres, solo yo esquio Telemark. Todavía quedamos unos pocos. Hoy en día ir en Telemark no se entiende. Pero yo tengo mis motivos…. Soy un clásico.
Pepe hace snowboard. Juan hace montaña ya que es un privilegiado con propulsión personal y subir no le cuesta nada, pero hoy se ha quedado con nosotros en las pistas. Además, como ya lleva trabajando diez años, tiene dos semanas de vacaciones. Ahora ha cogido una, la otra la cogerá en el segundo periodo, cuando ya no hay nieve y solo los privilegiados pueden esquiar. Es la gran ventaja de los auto portantes, la nieve es prescindible.
Vivir en nuestro sector es un chollo, ya que la semana de vacaciones anual según el tiempo antiguo se corresponde con febrero y a mi me gusta mucho más la nieve natural. Ya ves, en el fondo soy un clásico.
El último del grupo, Jose, esquía alpino. Antes era un surfer privilegiado, pero un día del año pasado se coló en un turno de bajada y las cámaras del circuito cerrado de vigilancia pasiva le detectaron. Como multa debe esquiar alpino durante tres periodos de vacaciones para poder recobrar su snow auto portante.
La conversación en la silla sigue de lo más normal. Las carreras de motos ocupan nuestras subidas. No se discute de esquí o de snow. Ni de montaña. Nada es mejor ni peor. Todo es igual. Todo sigue igual. ¿Todo? ¡No¡ ¡¡¡Todo no!!!
En mi interior evoco aquellos gloriosos tiempos de mi bisabuelo que he podido conocer a través de un viejo libro de papel del tiempo antiguo, de 1999. "El nuevo telemark del 2000"
Según el libro, en aquella época los esquiadores de alpino se giraban con secreta admiración para mirar a aquellos héroes invernales bajando en Telemark e intentando convencer a los demás que lo que ellos hacían era increíble.
Hoy en día es absolutamente imposible que alguien en la cola del telesilla se moleste ni en alzar una ceja por mis esquís de Telemark. El mundo ha evolucionado y nosotros con él. Estamos en 2.085 y hoy en día lo único que se puede hacer con total libertad es seguir soñando que soy un personaje del libro de mi bisabuelo. Soñar siempre ha sido gratis.