“Estamos muy orgullos y ha sido una gran experiencia para todos, tanto en el plano deportivo como en la convicencia. Salvo el jefe de expedición, Benito Pérez, y yo, nadie había compartido una expedición con un discapacitado intelectual. Pero volverían a repetirlo”. Así resume, Cándido Sáez, lo que ha sido esta expedición, en la que Fernando Berges se ha mostrado como un grandísimo deportista.
Aunque Cándido Sáez ya sabía de la gran condición física de su alumno, las pruebas que se le hicieron al llegar al punto más alto de su recorrido fueron sorprendentes. “Cuando se paró, se le tomaron las pulsaciones y tenía 49, a 5.200 metros de altirud, cuando los demás pasábamos de 100. Además, su capacidad de recuperación de oxígeno era de un 90%, lo que es una auténtica pasada”, comenta asombrado su entrenador.