28-12-2010 Valdelinares
Cuando llega el coche me pregunto si cabremos, pues va bastante lleno, pero conseguimos meterlo todo dentro y nos vamos a Valdelinares, un poco apretados, Néstor, su pareja, un chico que está haciendo practicas en la escuela y yo, más nuestros correspondientes materiales de esquí.
El trayecto se hace corto a pesar de la distancia, mientras yo me sorprendo de ver paisajes que no había visto nunca.
Llegamos a la estación y voy a ver a David, que ya había visto en Javalambre. Me dice que iré con Eduardo y juntos vamos a esquiar.
La primera y principal sorpresa que me encuentro es que no tengo que coger ningún remonte para empezar a esquiar, pues la base de la estación está situada en el punto más alto de la misma. Así pues, podemos empezar nuestra jornada con una primera bajada, un lujazo poder salir del coche y poder ponerse a esquiar.
Damos vueltas por la estación, comenzando por el magnífico snowpark y teniendo unas sensaciones muy agradables, tanto los pies como en la cabeza.
Me enseña las instalaciones, me comenta varias cosas sobre Valdelinares y hasta me convierto en niño pequeño para entrar en el Skitty Area, un lugar donde los más pequeños pueden disfrutar de la nieve y aprender, jugando, a hacer las primeras deslizadas sobre el blanco elemento.
Cuando me quedo solo hago varias bajadas. La estación es pequeña, pero da mucho juego y se hace muy fácil encontrar una pista adecuada en cada momento y a cada deseo.
En una de las bajadas coincido con Néstor y Tamara, que me dice que el director y el jefe de pisteros están a punto de coger el telesilla, ante nosotros, así que voy hacia ellos.
Acabo teniendo la gran suerte de poder compartir una subida con ellos, mientras escucho como describe el propio director la estación.
Cuando llegamos arriba nos tenemos que despedir, pues ha surgido un imprevisto que requiere su atención.
Entablo conversación con varias personas. Una pareja me da buenos consejos de fotografía que tengo que aplicar para conseguir hacer mejores fotos. Unos chicos que hacen esquí de montaña que me hablan de su futuro. Un Guardia Civil que hace de su pasión por la montaña un trabajo.
Cansado y contento me paro a comer algo. Lata de taquitos de pulpo a la gallega con pan, suficiente para calmar la fiera que rugía dentro de mi estómago.
Llego con tiempo suficiente a las oficinas como para cambiarme sin prisas, hacer los estiramientos correspondientes y recibir un obsequio de parte de David, el libro que ya me habían comentado varias personas sobre la historia del esquí en Teruel. Un presente que le hago firmar y que será una buena fuente de información que me permitirá documentar mejor mi paso por estas tierras y estas nieves.
También le hago firmar el libro a Eduardo, con quien nos pasamos las direcciones de correo para seguir el contacto.
Nos encontramos los mismos que hemos subido otra vez dentro del coche. Ha sido un día que encuentro especial, porque lo vivido durante la mañana me ha hecho olvidar lo mal que lo había pasado el día antes.
Nos despedimos delante del hostal deseándonos mucha suerte para este nuevo año que está a punto de empezar y me voy a la habitación.
Es un gusto ver como el personal de la Ovidio ha dejado la 14, con la cama hecha, las toallas cambiadas, todo limpio y con buen olor. Es un placer encontrar todas estas comodidades.
Si alguna vez tenéis que hacer noche en Teruel, os recomiendo que vayáis a ver a Nacho, en la calle Camino de la Estación 6. Os atenderá magníficamente e intentará hacer todo lo posible para que os sintáis más que a gusto en su casa.
Llamo a una persona que tengo que ver en Sierra Nevada. Intento hacer todo el trabajo que tengo atrasado, pero me es imposible.