Hasta ahora hemos hablado del orígen del esquí como medio de transporte, como deporte y de los materiales y su evolución. Hoy vamos a hablar de las primeras estaciones que surgieron, como eran los primeros remontes y dónde estaban.
Los primeros Juegos Olímpicos de Invierno se celebraron en Chamonix en 1924 y en esos juegos no hubo ninguna competición de esquí alpino. Para subir cada uno tenía que hacerlo por sus propios medios y no era nada fácil organizar carreras y eventos de descenso. Imaginaos una carrera moderna con sus bajadas de reconocimiento, sus dos mangas, era inviable.
Es curioso porque el primer remonte parecido a lo que conocemos hoy día como telesquí se construyó en 1908 en Schollach en Alemania, en medio de la Selva Negra. Esta zona es boscosa y rural, sin embargo existían balnearos para gente adinerada por la zona. El esquí era popular entre la gente rica y en invierno ofrecían a sus clientes parte del terreno que tenían cerca para practicar el deporte.
El dueño de uno de estos spas, Robert Winterhalder, vio que muchos de sus clientes tenían problemas para subir y decidió construir este remonte, que usaba la energía hidráulica de un río cercano. El remonte cubría unos 280 metros y salvaba un desnivel de 30 metros.
En 1910 cambió el sistema hidráulico por un motor eléctrico de 15 caballos y pudo aumentar la longitud hasta 500m y casi 90 de desnivel. Pudiendo subir hasta 32 personas a la vez. Llegó a ganar algún premio pero la primera guerra mundial estalló en 1914 y el remonte acabó siendo desmantelado y fundido probablemente para crear armas.
De todas formas, sus patentes las compró la empresa austriaca Doppelmayr, que seguro que os suena, porque a día de hoy sigue siendo uno de los principales fabricantes de telesillas, funiculares, telecabinas etc.
En cuanto a la primera estación de esquí como tal es muy difícil definirla, pero en varios libros se habla de estaciones de esquí durante los años 20, antes de que existieran los remontes mecánicos. También existía como tal el turismo de esquí y ya eran destinos muy famosos entre la gente pudiente lugares que hoy nos suenan bien como St. Moritz, Kitzbühel, Chamonix, Megève, Val Gardena, Davos.
Fue precisamente en Davos, en Suiza, donde en 1930 los profesores de la escuela de esquí se dieron cuenta de que de cada hora de clase cada alumno solo pasaba unos 6 minutos bajando. Así que para solucionar esto pidieron ayuda al ingeniero suizo Ernst Gustav que diseñó un sistema de remonte con barra en J, y que se instaló en 1934. Como curiosidad tenía 24 caballos y salvaba solo 60 metros de desnivel y ni 300 de largo. Ni un año tardó el inventor en evolucionar el diseño hacía una barra en forma de T que doblaba la capacidad pudiendo subir dos personas por cada percha.
En las estaciones alpinas se empezaron a popularizar los telesquís pero esta vez la innovación cruzó el charco, y fue en Idaho, en la estación de Sun Valley donde se instalaron los primeros telesillas en 1937. Fueron construídos por la Union Pacific, la empresa publica de ferrocarriles de estados unidos y se basaron en los remontes con barra en J de Ernst Gustav.
En Europa, no fue en Austria ni en Suiza donde se instaló el primer telesilla, si no en lo que hoy es la república checa, en 1940, en la estación de Raztoka aunque poco después le siguieron casi todas las estaciones alpinas, instalando telesillas de pinza fija dando acceso a zonas mucho más inaccesibles haciendo que el esquí diera un salto de calidad enorme.
Realmente en esta época ya existían funiculares y se empezaron a construir los primeros telecabinas, pero no estaban pensados específicamente para el esquí, por eso nos centramos en telesillas como auténticos remontes pensados para el esquí. Tenían las ventajas de cubrir distancias mucho más largas que los telesquís, pero no eran tan caros como los telecabinas, por eso se vivió un auténtico boom de construcción de telesillas durante los 60 y 70. Y precisamente en este periodo aparecieron muchísimas estaciones, incluso en zonas donde antes no había pueblos ni eran destinos turísticos.
El primer telesilla desembragable lo construyó la empresa Doppelmayr, en 1981 en Breckenridge Ski Resort, Colorado. Se basaron precisamente en los telesquís modernos, que si os dáis cuenta se sueltan del cable y se enganchan cuando arrancamos. El principio es similar, solo que aquí no se acumulan las sillas hasta que alguien quiere subir.