La "Abuela" Carmen

Hace unos tres años, aproximadamente, se presentaba en nuestros foros una nueva forera; su nick: La abuela Carmen…

Parece ser que no le gustaba mucho ese primer nick y procedió a su cambio:

"...Retoco mi nombre una vez más porque hay más cármenes que smileys en este foro... Le quito eso de la abuela que añadí porque, por motivos obvios, me deprime un poco... Mejor le quito también la n y lo dejo en catalán.
Y vuelvo a presentarme: disfruto sobre los esquís desde poco después de que se produjera el plegamiento alpino... Y desde que me inocularon el virus, a los 5 años, es una obsesión: suerte que he podido contagiar a mi compañero y descendientes. Como ahora vivo en Madrid y lo de esquiar en fin de semana está difícil, sufro como un animal."

Desde el primer momento dejo bien claro que esto del esquí le venia de familia, y nos presento a sus papas…

"Son mis padres en La Molina hacia 1953, pero quizá fuera antes."



Y empezo a hablarnos durante estos años de sus recuerdos y vivencias... "Ahí van dos de mis recuerdos favoritos:

La tarjeta de federado de mi madre:



Y una insignia (de los años sesenta, creo: con ortografía discutible...)"



Durante todo este tiempo, Carme ha demostrado ser una buena conocedora de las estaciones Pirenaicas, algunas mas que otras... "conozco muy poco La Molina, aunque me pusieron allí los esquís por primera vez... en la pista larga."

Su primer día	Sus primeras clases: La vuelta María

De la estacion de Llesui, nos contaba esto...

"Yo recuerdo poco. Esquié allí entre los 70-75, creo. Asi que tendría 10-15 años. Era una estación muy especial: hacia tanto frío y tanto viento que te daban una manta para subir en la silla bien arropado: era terrible.

Y recuerdo que un día rompí las gafas y los esquís por culpa de un bestia que me pisó las colas y ni me preguntó si me había muerto...(ya entonces había bestias en las pistas, eso no es nuevo)

Sólo recuerdo un par de pistas. Creo que no tenía ninguna fácil: había que ir ya con cierto nivel. Para mí fue un premio que me dijeran que ya podía ir a Llessuí. I feia molt de fred...!!!

Y creo que nunca pude bajar hasta abajo por falta de nieve, ni siquiera a la intermedia. Era una silla larguísima. Los días de viento te quedabas muy colgado porque no se podía ni subir, por eso dejamos de ir.

De todos modos, la recuerdo con mucho cariño. ¡Sería estupendo que volviera a abrir!.

y Grau Roig, lo recordaba con nostalgia y hambre...:

"Y así era Grau Roig a principio de los setenta, cuando sólo tenía tres o cuatro remontes, carretera sin asfaltar y un chiringuito un tanto cutre (pero con unas patatas fritas memorables)".



"El paisaje ha cambiado muchísimo: no sólo han salido telesillas como setas, sino que el relieve se ha transformado tanto que ni lo reconozco. Esa cornisa, por ejemplo, juraría que ya no existe. Y por ahí ahora bajan dos pistas".

Nos habló tambien de sus viajes...

"Entonces, desde Barcelona, ir a esquiar era un viaje eterno. No había ni un palmo de autopista. Y de los coches... mejor no hablar. De manera que si la cerraban por viento la broma era muy pesada.

Por no decir que los accesos fueran fáciles: carretera estrecha, sin asfaltar, aparcamiento diminuto (Grau Roig)"

Tambien ha tenido ocasión para hablarnos de moda...

"Aquí estoy con un anorak parecido al de la bella señorita del NoDo: era una especie de pieza de lona más o menos impermeable. Eso sí, con capucha... Y sin forro.
El que lleva la niña de las coletas no tenía cremallera, se parecía bastante, en la forma, a las sudaderas actuales".

La foto está tomada en verano, en el refugio de Llessui. Sería 1967, más o menos.	Esta es la pinta que teníamos los niños de la época (Soldeu, años sesenta).

Pero en esta forera todo no iba a ser perfecto........ ¡¡¡Se le olvido guardar los Forfaits de sus esquiadas!!!:

"Qúé pena me da no haberlos guardado nunca.

Todavía recuerdo otros que se usaron en Grau Roig hace muchos años: una cinta de color que se cerraba con una grapa-chapa. El color de la cinta y el sello variaban según el día.

Y, por supuesto, los cartones de varios viajes que taladraba a cada subida el encargado del remonte, que pasaba por la cola (escasas, por entonces) como un revisor de tren. Los honrados padres de familia veían cómo la prole se fundía un cartón en media hora, de manera que intentaba frenar a los niños dando clases y con otras mil argucias.

Cuando el día era bueno, la nieve magnífica y se conseguía llegar pronto a las pistas, entonces el progenitor anunciaba con aire rumboso: ¡¡¡hoy compramos forfait!!!.

Aquello era como dar barra libre a un dipsómano. Los niños se volvían locos de alegría y contaban las subidas para saber si había compensando la inversión."

No cabe duda, que durante todos estos años, el esquí ha sufrido una gran evolución, con todo lo que ello conlleva y así nos mostraba hace unos días sus reflexiones sobre un tema candente: Las colas en los remoentes.

"No es la primera vez que pienso en que, entre los muchísimos cambios de estos años, uno de los que más se nota (y se sufre) es el de la masificación en las colas.

No porque sean largas o lentas, que no lo son tanto, sino por el estilo "embudo en mogollón" que se ha impuesto.

Ahí van unas cuantas fotos nostálgicas:"

Algunas veces ni había cola (Soldeu, Semana Santa a principios de los setenta)	Otras veces la cola era larga, pero ordenada: Llessui, años sesenta
Grau Roig, coma 1, S. Santa principios años setenta:	Grau Roig, debutantes, S. Santa principios setenta:
Los remontes eran un tanto rústicos (este arrastre fue sustituido por una silla embragable de cuatro o seis)	Claro que, después de tanto esfuerzo, las pistas estaban así en temporada alta

Pero gracias a remontes como estos, La nieve virgen duraba muchísimo más que ahora... Y hasta aquí han llegado las historias de Carme a día de hoy, pero esperamos que nos cuente muchas mas, y que sean tan curiosas y amenas como las que hasta ahora nos ha ofrecido..

Muchas gracias Carme.

Fotos:
Album Familiar de Carme. ©