Si algo me frena de la competición de los chavales es el hecho de "perderlos" como esquiadores en familia, ya que si entrenan todos los fines de semana y prácticamente todo el día, al final es muy raro poder esquiar con ellos (aunque a favor está el hecho de que, cuando vas, te siguen a todas partes y que no les tengas que seguir tú a ellos).
Pero todo cambia cuando entra en juego una competición como la Interclubs de la FCEH, en la que participan desde Infantiles hasta Masters, por lo que toda la familia puede participar. La tensión de la competición es baja porque la mayoría de los que compiten aquí enfocan el esquí de competición de una manera que me encaja bastante. Pero una vez asumido que esto de competir tiene la importancia que tiene y se dedican los recursos que se dedican, esto no quita que todo el mundo corra con el máximo interés.
Aunque los niños todavía son pequeños, este año me he estrenado en esta competición y me ha gustado mucho la experiencia, así que el año que viene, si no pasa nada, repetiré. Y parafraseando el chiste de Eugenio de "me gusta el póker y perder", si siendo el único que corre ya me gusta, corriendo con toda la familia debe ser la leche. De hecho, muchos de los masters que corren tienen hijos corriendo infantiles o juveniles.