En estos días, a raíz del jaleo político en el que nos vemos envueltos, algunas empresas están cambiando su sede fiscal a puntos fuera del territorio catalán, gesto más propagandístico y de prudencia que los efectos que conlleva, pero ahí está. Y me pregunto si el calor que estamos sufriendo estos días se debe también a la situación política. No sé, pero vimos nevar hace unos pocos días y, de repente, la nieve se fue y los termómetros se dispararon de una manera proporcional a cómo caen en bolsa las empresas que se van (y las que se quedan). ¿Qué está pasando? Igual algún periodista que maneja información privilegiada tiene algo que decir.
Porque... y si tras el discurso de Puigdemont fuera la nieve la que se traslada? Pero nada de sólo la sede fiscal que no implica prácticamente nada, no. La sede fiscal y todos y cada uno de los copos que tenían precisto caer en el Pirineo Catalán. Todos a Valdesquí, a Aramón, a Sierra Nevada o... ¿A dónde irían a parar? Me ha hecho reflexionar sobre el precio que tienen los principios para uno. Posiblemente a más de un independentista catalán forofo del esquí se le quitarían un poco las ganas y si, por el contrario, a algún acérrimo de la unidad de España que se podría ver beneficiado de esa cantidad de nieve hasta le entrarías ganas de que los otros se fueran. Porque si da la sensación de que los políticos no ven más allá de su silla y poder volver a salir elegidos, por encima de la estabilidad y la solución de un problema como este, por qué iba a ser diferente con los ciudadanos. Y es que, para un loco de la nieve, ¿hay algo más importante que tenerla?
En fin, no me hagáis mucho caso estos días, que entre unos y otros... Sólo me falta un grupo de whatsapp dándome ideas :-)
¡Que llegue el frío ya, por favor!