Cuando uno empieza un proyecto como puede ser un blog de esquí, los comienzos pueden ser más o menos sencillos. Pero la constancia es algo que el tiempo siempre pone a prueba y por eso son tantos los que llegan a su fin tras unos pocos meses de vida, porque el ritmo lo marca las circunstancias de cada uno, que cambian y el tiempo disponible para escribir, a veces se tiene que dedicar a otros menesteres más prioritarios. Aunque en cuestión de prioridades, la cabeza tiene claro que no puede ser lo más importante, pero como el corazón no entiente de razones, siempre acabamos encontrando momentos sueltos para seguir con esta aventura.
Por eso, cuando hace un par de días consulté mi muro y vi que había superado los 1000 artículos me llevé una grata sorpresa. A mí me parecen muchos, especialmente porque teniendo en cuenta que se han escrito en algo más de 7 años, lo que da a bastante más de 100 entradas por año, más de 2 por semana, sea invierno o verano.
Pero lo que me llama más la atención es que escribo muchos más artículos que días esquío cada temporada. Supongo que si esquiara muchísimo más no escribiría tanto, o quizás nada, quien sabe, porque cada entrada no deja de ser una manera diferente de ponerse los esquís, un sustituto para seguir alimentando esta pasión que parece no tener límite a la hora de saciarse.
Como si fuera una compañía de heliesquí, ya tengo el sello de los 1000 posts. Ahora toca ir a por los 2000, que como siempre, unos serán mejores, otros peores, los habrá para todos los gustos, pero siempre con el denominador común de la afición por el esquí. ¿Llegaremos? Espero que sí. ¡Larga vida a la pasión!